«La estructura de la antigua pensión Tívoli soportaba demasiado
peso y además el anexo que se cayó el viernes había sido construido
sobre una fosa séptica», denunció ayer Pedro Vives, cuya familia
compró los terrenos en 1913 y más tarde, a finales de los años
veinte, edificó la casa que luego sería transformada en hotel. La
historia de este inmueble se quebró dramáticamente el pasadoviernes
al derrumbarse y sepultar a dos trabajadores, causándoles la
muerte.
«La casa era demasiado grande para nosotros y por eso mi padre,
Luis Vives, la vendió». Pedro Vives, que aún vive en s'Arenal,
cerca del hotel siniestrado, recordaba como el inmueble cambió de
manos. «El ala que se vino abajo la construyeron en menos de un
año. Dejaron las paredes de la antigua casa y levantaron cuatro
alturas. La estructura estaba demasiado cargada y, además, el anexo
que se desplomó había sido construido sobre una fosa séptica de
grandes dimensiones. El hotel no tenía desagüe y por tanto la fosa
debía seguir en activo», explicó.
El problema, según el antiguo dueño del edificio, estriba en que
la urbanización en la que se asienta es ilegal. «Si se hubiera
tirado la pensión no habrían obtenido un nuevo permiso para hacer
un hotel con la misma capacidad». Pedro Vives también remarcó que
el grosor de las paredes era inadecuado para tanto peso.
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