Los submarinistas de la Guardia Civil descargan su equipo en el puerto de Sant Antoni. Foto: V.F.

Los submarinistas de la Guardia Civil que rastrean las aguas de sa Conillera donde el pasado domingo un turista francés avistó unos restos humanos están centrando sus esfuerzos en una zona muy concreta, ubicada en una punta del islote y a menos de una milla donde descansa el casco del «Tanit I».

El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Eivissa cumplió ayer su segundo día de inmersiones en la zona descrita por el hombre que dijo haber visto un esqueleto con unas ropas, muy posiblemente pertenecientes a Miguel Angel Ruzafa Fons, tripulante alicantino del arrastrero de Sant Antoni hundido en marzo en estas aguas. Los agentes del instituto armado no hallaron durante esta segunda jornada nuevas pistas y hoy tienen previsto volver a sumergirse. La búsqueda, que se está llevando a cabo palmo a palmo en los fondos de una de las puntas del islote, se vio en esta segunda jornada dificultada al empeorar las condiciones marítimas en esta parte del litoral, ya de por sí expuesta a un continuo oleaje. Los submarinistas, en esta ocasión, tuvieron que enfrentarse a un más que molesto oleaje que se levantó durante la mañana y que se prolongó en las horas siguientes.

Las primeras inmersiones que se efectuaron el domingo se hicieron en compañía del buceador francés que estaba pasando unos días de vacaciones y que avistó los restos. La Guardia Civil busca ahora en esta misma zona con sólo la información que pudo recoger por el testimonio y las indicaciones dadas por esta persona.