Ninguno de los vehículos tenía autorización para circular, sólo servían como chatarra. Foto: A. S.

J.F.MESTRE/PEP MATAS Otro incendio intencionado, supuestamente provocado por cuatro jóvenes, destruyó ayer 52 vehículos abandonados en el depósito de Son Reus. Se sospecha que este suceso está directamente relacionado con el incendio, ocurrido el pasado miércoles, que destruyó otros 14 coches de otro depósito de Llucmajor.

El suceso ocurrió sobre las 0.30 horas. Una hora antes los vigilantes del depósito municipal habían observado la presencia de cuatro desconocidos merodeando por Son Reus. Si bien no pudieron fijarse en sus características físicas, afirman que se trataba de jóvenes. La localización de una garrafa con unos cuatro litros de gasolina en el lugar de los hechos es una prueba más que evidente de que el incendio fue intencionado. El fuego se extendió con rapidez y el trabajo de los bomberos, que se prolongó durante unas dos horas y media, se complicó debido a la hierba que había entre los vehículos y por las dificultades para encontrar el punto de origen de las llamas.

Se da la circunstancia que todos los coches destruidos por el fuego ya no tenían ninguna utilidad, puesto que se trata de vehículos abandonados y que sólo sirven como chatarra. Guillem García, el jefe de los bomberos, que acudió ayer al lugar de los hechos acompañando al teniente de alcalde de Governació, José Manuel Sierra, incidió en que en este tipo de siniestro es complicado sofocar las llamas porque se produce una gran carga de fuego por los numerosos elementos de plásticos que tienen los coches. Garcías consideró una suerte que la pasada madrugada apenas hiciera viento, ya que de lo contrario, «se habría quemado casi todo el depósito, que tiene unos dos mil coches».