Los responsables del sindicato no pudieron utilizar las instalaciones de comisaría. Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

P. TUR «Eivissa es ya una sede de la delincuencia internacional». Así de contundentes se mostraron a los representantes del sindicato Unión Federal de Policía (UFP), organismo que celebró ayer una reunión con los agentes adscritos a la Comisaría ibicenca para tratar las diversas problemáticas que sufren estos funcionarios.

Según este sindicato, el aeropuerto ibicenco es «un auténtico coladero en el que no se controlan muchas avionetas particulares, que pueden entrar y salir impunemente de la isla». Jaime Mulet, secretario regional de la UFP, indicó que el Grupo de Delincuencia Internacional adscrito a Eivissa no dispone de medios para poder desarrollar su labor, afirmando además que «a los agentes destinados al aeropuerto se les impide hacer bien su labor». Mulet afirmó además que esta situación se ha puesto en conocimiento del Ministerio del Interior, del que no han recibido respuesta. Jaime Mulet también criticó con dureza la actitud del actual comisario, Àngel Marí, a quien atribuyó «actitudes fascistoides» al impedir que el encuentro del sindicato con los medios de información tuviera lugar en las dependencias policiales, obligando a que éste se desarrollara fuera del parking de la Comisaría. Según Mulet, Marí actúa «como si fuera el dueño de la Comisaría y no un funcionario público». «Debe aceptar las reglas democráticas», remarcó. El secretario regional del sindicato remarcó también la «intolerancia» del comisario y, tras recordar que se impugnó su asignación a Eivissa, volvió a requerir «su dimisión inmediata».

La UFP se desplazó a Eivissa para «recoger 'in situ' la problemática de los agentes de la isla», apuntó Mulet, quien señaló que entre los temas tratados en la reunión se encontraban «la triple insularidad», que obliga a los policías destinados en Eivissa a desplazarse asumiendo los gastos para asistir a cursos de promoción; la precariedad de las instalaciones de Comisaría (que ilustraron regalando al comisario una máquina para matar insectos); la falta de personal que afecta a la Comisaría, y el reparto de la productividad, plus económico que puede suponer, según Mulet, el 25% de la nómina de un funcionario.