La Audiencia juzgo ayer tarde al conductor de un turismo que en
octubre de 1997 se vio involucrado en un accidente mortal en la
carretera de Sant Antoni y que dio positivo en la prueba de
alcoholemia que se le efectuó tras el siniestro.
Francisco Javier C.M. compareció ante la Sala jugándose los dos
años de prisión que solicitaba para él el ministerio público por un
supuesto homicidio por imprudencia. Los abogados de
representaciones legales de las acusaciones pedían por su parte una
indemnización próxima a los seis millones de pesetas. En el
accidente murió un joven de 19 años cuando el vehículo del acusado
supuestamente adelantaba en el que iba la víctima y su novia, ésta
última herida en la colisión. El acusado reconoció al tribunal que
había bebido «dos cervezas y medio cubata», pero aseguró que era
consciente al volante y que fue «echado de la carretera cuando
realizaba un adelantamiento».
Un testigo de Tráfico, por contra, señaló que cuando se le hizo
la prueba al acusado éste «deambulaba, tenía dificultades para
mantenerse en pie, sus ojos estaban brillante y olía a
alcohol».
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