Roberto O.B., un joven valenciano que fue detenido en Figueretes por la policía en mayo del año pasado con cien gramos de cocaína, se juega cuatro años y medio de cárcel, pena que pide para él el ministerio público por un presunto delito de tráfico de drogas. El acusado alegó que actuó sólo como «correo» por las dificultades económicas que atravesaba su familia.

«Todo era muy fácil y yo como un tonto caí». Así explicó ayer ante el tribunal por qué aceptó supuestamente -según su versión- hacerse cargo de una bolsa de cocaína para llevarla desde una discoteca de Eivissa a un domicilio donde hipotéticamente le esperaba el verdadero receptor de la droga.

La policía le estaba esperando. Nada más llegar a la casa, al parecer después de una vigilancia sobre su persona, el sospechoso fue detenido. La cocaína tenía una pureza del 67%, cantidad que según la defensa demuestra que sólo fue un instrumento de un narcotraficante para pasar droga sin riesgos.