Los secuestradores que mantienen rehenes a unas 160 personas -entre
las que se encuentra la pareja residente en Eivissa formada por
Carlos S. Nelson Falcione y Victoria Moreno- desde hace más de 100
horas a bordo de un avión indio en Kandahar endurecieron sus
demandas al exigir ayer 200 millones de dólares (más de 30.000
millones de pesetas) y la liberación de 35 guerrilleros islámicos,
además de que se deje en libertad al líder religioso musulmán
Maulana Masud Azhar.
Al dar a conocer las nuevas demandas de los piratas aéreos, el
ministro indio de Asuntos Exteriores, Jaswant Singh, dio a entender
que estas exigencias son virtualmente inaceptables para su Gobierno
y dejó entrever serias dificultades para la solución del secuestro
del aparato, que empezó el pasado día 24. El jefe de la diplomacia
de Nueva Delhi subrayó que mandarán «la respuesta adecuada» a
través del equipo indio que desde el lunes negocia con los piratas
aéreos una solución al secuestro.
El equipo negociador indio que llegó el lunes a Kandahar
reanudaron ayer la tercera ronda de negociaciones suspendidas el
lunes debido al mal funcionamiento de las radios de la torre del
control del aeropuerto y el avión. Según el coordinador de la ONU
para Afganistán, Erick de Mul, el equipo negociador indio y los
piratas aéreos hablaban ayer con la ayuda de radioteléfonos.
Miembros de la delegación india indicaron que se estaba «en vías de
establecer una relación para obtener algo de confianza de los
secuestradores».
Por otra parte, el ministro de Exteriores indio señaló que
miembros de la delegación negociadora pudo tener un contacto con
los rehenes, aunque no especificó ningún dato más en este aspecto.
Los secuestradores se negaron a liberar a las mujeres con hijos que
aún se encuentran retenidas en el avión, petición realizada por el
gobierno talibán.
Fuentes de Indian Airlines informaron de que los pasajeros
pudieron cambiarse de ropa, asearse, que habían limpiado los
servicios, y que se abrió una puerta para que entrara aire fresco.
Los secuestradores también autorizaron la distribución de alimentos
entre los rehenes, que llevaban casi 24 horas sin comer. Algunas
personas vieron cómo un militante de los talibán, que se encontraba
cerca, se tapaba la nariz para protegerse del fuerte hedor que
salía del aparato al abrirse una puerta, y los miembros de esta
milicia que entraron a repartir fruta y lentejas afirmaron que olía
a descomposición. Uno de los secuestradores salió por la mañana al
exterior, encapuchado, para vigilar a los técnicos que trataban de
arreglar los motores paralizados debido a una fuga en el depósito
de combustible.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.