EFE-TURQUÍA
Los equipos de rescate turcos y de otros países buscan desesperadamente señales de vida entre los escombros de docenas de edificios que quedaron destruidos tras el fuerte terremoto, que sacudió el viernes Turquía y que causó al menos 321 muertos, según cifras oficiales. El seísmo, que alcanzó los 7'2 grados en la escala de Richter, sacudió la provincia de Bolu cuando sus habitantes asistían a la oración del viernes, veían un partido de fútbol en televisión o descansaban en sus casas.

El Ministerio de Salud informó de que el seísmo causó 321 muertos y 1.860 heridos. El ministro turco de Trabajo, Yasar Okuyan, precisó que, al menos, 102 edificios están derruidos. Fuentes oficiales explicaron que la población más afectada es Kaynasli, donde hay unos 45 edificios y dos mezquitas derruidas y se han contabilizado 30 muertos.

Veinte de estas víctimas murieron abrasadas en una mezquita como consecuencia de la explosión de los conductos del gas. Otras 250 personas resultados heridas. Un equipo de salvamento húngaro ya ha llegado a la ciudad y ayuda a los soldados, policías, bomberos y voluntarios que tratan de rescatar a las personas atrapadas entre las ruinas.