Turquía continuaba este sábado contando las víctimas del seísmo, que provocó más de 12.000 muertos, según un último balance provisional, mientras los socorristas y los habitantes de las regiones afectada comenzaban a perder la esperanza de encontrar más sobrevivientes bajo los escombros. La ONU estimó en 200.000 los damnificados a causa del temblor. La lentitud en las operaciones de rescate ha sido objeto de duras críticas de la prensa y también de los propios damnificados que, desamparados, no les queda otra cosa que enterrar a sus muertos lo más decente y rápidamente posible, por temor a las apidemias.

El balance provisional fue establecido en 12.018 muertos y 33.515 heridos, según el cómputo del Centro de crisis del gobierno dado a conocer este sábado por la tarde. Uno anterior daba cuenta de 11.386 muertos y 33.150 heridos. El gobierno habría destituido a los gobernadores de tres de las provincias más castigadas por el sismo (Izmit, Sakarya y Yalova), según el diario Turkish Daily News. Un responsable del gobierno de Ankara no desmintió ni confirmó esta información.

Los supervivientes lanzaron durante toda la jornada de ayer duras críticas ante las cámaras de televisión respecto a la organización de los rescates y la distribución de la ayuda. Se quejan de que muchos edificios derrumbados no han sido todavía visitados por los socorristas. «El Estado también está trastornado por el seísmo», estimaba el diario Cumhuriyet, describiendo escenas de caos en un Centro de crisis local.