Los estudiantes del colegio Guillem de Montgrí con el taller en el que se aprendían las bondades de las energías renovables como la solar, la eólica o la hidráulica. | DANIEL ESPINOSA

El colegio Guillem de Montgrí de Sant Antoni organizó ayer por quinto año consecutivo de 09,15 a 13,15 horas su Día de la Ciencia. Una vez más participaron todos los alumnos, salvo los más pequeños de 3 años, y toda la comunidad educativa del centro.

La iniciativa nació hace un lustro por mediación del director del centro, Javier Rey, quien se considera «un enamorado de la ciencia». Según explicó él mismo a Periódico de Ibiza y Formentera «la intención es dar la importancia que se merece a estas materias que siempre han estado algo apartadas y dejadas de banda en los curriculums, siendo incluso considerada como no instrumental en detrimento de las matemáticas, la lengua castellana o la lengua catalana». Y lo cierto es que en estos cinco años se ha conseguido el objetivo, haciendo que la ciencia en el Guillem de Montgrí haya adquirido la importancia que merece gracias a que se ve como algo divertido y cercano.

En el día de ayer se organizaron un total de 12 talleres relacionados con distintos aspectos de la física y la química. Los preparo una comisión de profesores del centro especialistas en la materia y después, durante la mañana de ayer, por primera vez en estos cincos años los estudiantes de 5º y 6º de Primaria fueron los encargados de explicárselos a sus compañeros. Todo en pequeños turnos de unos 15 minutos para así garantizar que no quedara ningún taller sin disfrutar.

Fueron muy diversos y para todos los gustos. En ellos se explicaba el funcionamiento del sistema de palanca, qué es una depuradora, los efectos de los sonidos, como trabajar con microscopios, en qué consisten los equilibrios de fuerzas o las reacciones químicas, a través de un volcán que generaba una curiosa, sorprendente e inofensiva erupción.

Uno de los más llamativos y que más gustó a los estudiantes fue el que tenía que ver con las energías renovables. Dividido en varias partes, se podía comprobar en primera persona y a través de distintas maquetas como funciona la energía eólica – a través de un pequeño molino que al mover sus aspas con un secador de pelo generaba la energía necesaria para encender dos bombillas LED –, la hidráulica – lo mismo pero con una noria de agua –, o la solar con unas placas que generaban la energía necesaria para cargar una batería de una bomba que vaciaba un depósito de agua –.

Experimentos curiosos

Sin embargo, el taller más destacado fue el de los experimentos curiosos. Por ejemplo, los profesores organizaron uno en el que se explica el funcionamiento del Nitinol, una aleación nueva de Níquel y Titanio y que está considerada como el ejemplo más conocido de las llamadas aleaciones con memoria de forma. De hecho, según explicó ayer el director del colegio, Javier Rey, los estudiantes pudieron comprobar «cómo si se introduce un objeto deformado en alta temperatura, a más de 60 grados centígrados, puede volver a recuperar su forma original».

Dentro de este apartado, los estudiantes de 5º y 6º de Primaria también se afanaron en otros talleres. En uno de ellos crearon un curioso gusano con pompas de jabón, en otro crearon un sorprendente cohete a partir de una bolsa de te introducida en un cilindro al que se le aplicó calor, la reacción que se produce en el anhídrido carbónico de la Coca Cola cuando se le añaden tres caramelos Mentos o el arco iris que se genera cuando a unos Lacasitos de colores se les añade agua dentro de un plato. ¿Quien dijo que la ciencia no puede ser divertida?