Antonio Cruz. | Daniel Espinosa

Antonio Cruz es una institución en el hospital Can Misses. Va a cumplir 28 años trabajando en el Área de Salud donde empezó como celador, personal subalterno, y ahora es uno de los dos jefes de Celadores. Empezó en el servicio de Urgencias en el turno de noche cuando había tres celadores para todo el hospital y ahora hay 11. Es un manitas y le gusta la cocina. «Mi madre dice que estoy muy desaprovechado», afirma en tono jocoso.

Después de tanto tiempo sigue conservando su acento andaluz.

__No tanto, pero lo triste es que cuando estoy en Sevilla no soy de allí y aquí no soy de Ibiza, ¿sabes? Soy realmente independiente.

¿Cómo fue eso de venirse a vivir a Ibiza desde Sevilla?

__Tenía unos amigos viviendo en Ibiza y vine a visitarlos. Empecé a trabajar en una distribuidora de bebidas y una amiga me comentó la posibilidad de trabajar de celador en el hospital, con la gran suerte de que a los dos años hubo oposiciones y me quedé.

Entonces, llegó de casualidad.

__Sí, yo era de los que me mareaba por la sangre. He visto muchas cosas trabajando en el hospital. Antes en Urgencias éramos guerrilleros. Piensa que hace 20 años había sólo una ambulancia en Ibiza.

¿Cuál ha sido su peor experiencia en Can Misses?

__Me afecta mucho todo lo relacionado con los críos, cuando llegan niños ahogados, tanto a mí como al personal que lo atiende.

Ha hecho casi de todo como celador aunque su trabajo se asocia a llevar a un una camilla.

__Quiero hacer un homenaje a un colectivo con frecuencia olvidado como es el del celador. Es la persona que te moviliza dentro del hospital, en la puerta de Urgencias o en consultas externas y te puede dar más bienestar que cualquier otro profesional.

Pero para eso también tienes que tener empatía con el enfermo.

__Claro, no vale cualquiera. Tiene que gustarte. Para mí es muy gratificante cuando me reconoce la gente.

¿Cuál ha sido su mejor experiencia en el trabajo?

__Un señor que tuvo un accidente laboral y casi se quedó parapléjico. Estuvo mucho tiempo ingresado. En aquella época trabajaba en Traumatología y Cirugía y empezamos a movilizarlo, le ayudábamos, empezó a caminar y decían que no iba a andar. La familia siempre me lo agradecía. Me resulta muy gratificante que vaya por Ibiza y me salude la gente. He visto tantas cosas. Para mí es una satisfacción tremenda poder ayudar y sacar una sonrisa en los peores momentos.

¿Siente reconocido su trabajo?

__Sí. Ahora es menos cara al público porque estoy más pendiente de la organización y con el hospital nuevo con los traslados y movimiento de enseres, con lo que vaya surgiendo el día a día. Tanto Rosa Marí, la otra jefa de Celadores, como yo estamos localizados 24 horas. Nos turnamos cada semana.

¿Ha llegado a perderse en el nuevo hospital?

__Nunca, yo empecé a moverme cuando estaba en bruto poco más que los cimientos. No estaba ni la espina.

Pero ahora sí que caminan.

__Tengo el despacho en el antiguo hospital. Suelo venir temprano, a las siete de la mañana, y la primera vuelta la hago a las 7:30 horas, a consultas externas donde está la puerta de Laboratorio y controlo un poco. Voy luego al bloque D porque tanto Rosa como yo controlamos los exitus y las amputaciones que tenemos que mandar al juzgado. Tenemos que controlar si hay alguien no identificado o ponernos en contacto con la asistencia social o Pompas Fúnebres.

La otra cara del hospital.

__Es el lado oscuro de nuestro trabajo pero recompensa una cosa con otra.

¿Cómo se las apaña para los traslados de los fallecidos para que no coincida con pacientes?

__Intentamos que haya dos celadores para los traslados y que no haya nadie en los pasillos cuando salga el cadáver. Uno se ocupa de tener el ascensor preparado mientras otro va con la camilla para que lo vea la menos gente posible. Todo con el mayor respeto. El celador es la primera persona que te recibe en el hospital como desgraciadamente también te acompaña en el último momento.

¿Dónde ha estado mejor de los diferentes servicios por los que ha pasado en Can Misses?

__En Urgencias. Antes era un servicio más de batalla. Te encontrabas con gente que venía con heridas abiertas o a un precipitado que lo traían en un 600. No todo el mundo estaba preparado y tenías que estar muy motivado.

¿A qué se hubiera dedicado si no hubiese sido celador?

__Me formé en auxiliar administrativo pero yo no puedo estar todo el día sentado. Necesito movimiento. Quizás me hubiera gustado estudiar Medicina o tal vez Arquitectura y Diseño. Me encanta la construcción, soy un manitas.

¿No ha pensado en regresar a Sevilla?

__Me da pereza. Yo soy de los que cuando aterriza el avión en Ibiza me da una tranquilidad y me da igual irme andando del aeropuerto a casa. Últimamente, quizás la edad, siento nostalgia porque mi madre ya es mayor y noto que pasa el tiempo, pero he llegado a estar siete años sin ir.