Paco Planells es uno de los agricultores que, a lo largo de la carretera de San Miquel, se ven afectados por la incipiente plaga de la paloma torcaz, que desde hace poco más de cuatro años está perjudicando a muchas de las cosechas de las Pitiusas.

Paco ya no se dedica a la actividad agrícola de forma profesional, pero está procediendo a unir a los damnificados de la zona ante la que comenta «es una urgencia que requiere de una solución inmediata y efectiva o las pequeñas plantaciones desaparecerán», advierte Planells.

En este aspecto, insta a «erradicar» a esta especie invasora de la isla avanzando la veda de caza dos meses antes de la actual o ampliándola para todo el año. Los afectados demandan una implicación «urgente» por parte del Consell d’Eivissa ya que, hasta ahora, reconocen la naturaleza de este hecho como de plaga pero las medidas son insuficientes, asegura Planells.

Su desesperación viene dada por la ineficacia de las medidas disuasorias contra esta ave y por la que acusan de «falta de información y de alternativas para actuar».

En este sentido, los afectados aseguran estar luchando con una especie de paloma muy astuta, ya que se acostumbra a cualquier elemento que sirva para ahuyentarlas. Actúan en bandada desde primera hora de la mañana hasta el atardecer, lanzándose desde el bosque a las vides, olivos así como a otras plantaciones y devorando los frutos maduros en solo cinco minutos. El uso de halcones (cometas), espantapájaros, cintas, cañones o incluso la caza resultan del todo insuficientes, así como una pérdida de tiempo y recursos, lamenta el propietario de las Bodegas Maymó, Antonio Costa, que ha tenido que abandonar dos de sus campos de viñas en Sant Mateu por el hecho de no poder ocuparse.

Incapaces de controlar la plaga, Costa afirma que, según cálculos, sus pérdidas serán de casi el 15% tras la vendimia de este año y eso contando con el uso de todas las herramientas disuasorias posibles. En este sentido, como encargado también de las famosas Bodegas Can Rich, así mismo afectadas, hace unos días eliminaron a unos «mil ejemplares en un día» en una de las diversas jornadas de caza que han organizado, sin solucionar el problema. «Es un ave invasora; no tienen ningún enemigo natural y se reproducen dos o tres veces más cada año», asegura el agricultor. Sastre, es otro de los perjudicados por la torcaz dedicado a la producción industrial. Comenta que en una de sus extensiones de tierra iba plantando lechugas y detrás se iban comiendo los esquejes.

Para J. Conesa, de la Cooperativa Agrícola Santa Eulalia, la incidencia en las cosechas de las torcaces este año es inferior a la del año pasado. La veda de caza se ha avanzado medio mes este año, dando comienzo el pasado 30 de julio y, como ya se hizo el año pasado, coincidiendo con el enverado (momento de maduración de la uva) y la finalización del periodo de cría de la paloma, en un intento del Consell d’Eivissa por mejorar la situación de las explotaciones que han visto mermada su producción.

Medidas oficiales

Por otro lado, la técnico de caza de la máxima institución insular, Eva Tur, explica que se está llevando a cabo desde marzo de este año un Proyecto de protocolarización del control de la paloma torcaz que está previsto que esté listo para octubre. Para poder presentar conclusiones, es necesario realizar un estudio previo y exhaustivo de la situación para adecuar las medidas. Y, según expone la técnico del Consell a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA, ya existen investigadores trabajando desde hace unos dos años para saber las condiciones generales de la incidencia de esta ave cinegética sobre las Pitiusas. «Es un análisis que requiere cerca de tres años para sacar conclusiones que nos lleven a medidas eficaces», afirma Eva Tur. «Estos equipos de investigación analizan el número de ejemplares, dieta, nidificación, muestrean... y extraen unas conclusiones que darán con la solución más eficaz, ya sea el establecimiento de brigadas de caza o la búsqueda de una dieta alternativa para que las aves descarten alimentarse de los campos de cultivo».

En relación al uso de medidas posibles, la técnico recomienda que son preferibles aquellas que sirven para ahuyentarlas antes que la cacería. Su caza está permitida de forma permanente en explotaciones agrícolas dadas de alta como tal, pero tilda de «barbaridad permitir su caza durante todo el año».

LA NOTA

La paloma torcaz «actúa en bandada arrasando los campos de cultivo en solo 5 minutos»

Hasta hace unos cinco años, la paloma torcaz era un ave migratoria de paso que acabó por establecerse a lo largo de las Pitiusas y ha sido reconocida como plaga. Este robusto pájaroes astuto y se adapta rápidamente al entorno que decide ocupar. Descansa y pone sus huevos en zonas boscosas y tiene una amplia dieta, desde frutos a insectos, pero en las islas ha tomado predilección por los campos de cultivo. Los diferentes afectados
señalan que invaden plantaciones de lechugas, olivos, higueras, pero sobre todo atacan a la vid. «Además, se comen las uvas cuando están a punto de madurar». En este sentido, explican que actúan desde primera hora de la mañana y hasta la noche y se mueven en bandada. En sólo cinco minutos, son capaces de arrasar con todo.

LA NOTA

Cruce de acusaciones

Para Planells, el agricultor que ha enviado las quejas al Consell d’Eivissa para que actúe ante la plaga de torcaces, la solución pasa por aumentar dos meses más la caza de esta ave o permitirla durante todo el año, como remedio para «erradicarla» de la isla. Remedio que la técnico del Consell, Eva Tur, tilda de «barbaridad».
No solo por el impacto que provocaría amenazando a la biodiversidad sino porque permitir la veda de caza permanente es inviable.

Es necesario realizar un análisis de la situación ya que, según Eva: «Este problemática hace relativamente poco tiempo que se está produciendo en la isla y se necesitan unos años para hacer una valoración» y, además, «estamos pidiendo consejo a las diferentes Administraciones del Estado para que nos ayuden con los protocolos a seguir ya que todo esto es nuevo para nosotros».

Para Paco y el resto de agricultores de Sant Miquel, que ven mermar cada día su producción, empieza a ser demasiado tarde, lamentándose de que «las pequeñas plantaciones van a desaparecer en Ibiza», a tenor de la urgencia de la situación. «Que miren un poco por los trabajadores del campo, que bastante tenemos ya», exclama Planells.

Cabe esperar que el Proyecto de Protocolarización del Control de la Paloma Torcaz, que se presentará este octubre, aplique las medidas pertinentes para que la eterna disputa entre actividad humana y respeto por la biodiversidad puedan llegar a un acuerdo sin dañarse mutuamente.

Hasta entonces, la producción de vino y otras frutas y verduras autóctonas seguirá sumando pérdidas un año más.