Una imagen del inicio de los rezos. | Irene Arango

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Ahmed lleva varios días preparándose para el inicio del Ramadán, su momento del año preferido. Así, ha limpiado a fondo su casa, ha llenado la despensa y ha dejado de lado la música rap que suele escuchar habitualmente para centrarse en repasar los versos de su libro sagrado, el Corán.

A este joven magrebí afincado en Ibiza desde hace poco tiempo le sorprende que en la isla la vida continúe ajena a esta celebración. Según recuerda, en su país de origen, Túnez, todo se para durante el día y no es hasta la caída del sol cuando muchos negocios comienzan a abrir y las calles vuelven a llenarse de gente con ganas de festejar.

Este fin de semana comienza para Ahmed y para el resto de musulmanes en las Pitiusas el Ramadán, el mes sagrado durante el que, no sólo ayunan, sino que también oran e intentan expiar todas sus culpas, ayudando al que menos tiene.

Aunque son conscientes de que al resto lo que más llama la atención es el ayuno durante las horas de sol, quienes lo practican reconocen que las recompensas espirituales que obtienen son tantas que las dificultades que deben superar para no romperlo quedan compensadas con creces. Entre el amanecer y el ocaso, tampoco pueden mantener otros hábitos como fumar.

En Baleares, se estima que cerca de 80.000 miembros de la comunidad musulmana celebrarán el Ramadán que finalizará entre los días 29 y 30 de marzo, dependiendo del calendario lunar. También su comienzo se confirma en función de la observación de la luna creciente.

El Ramadán está considerado como uno de los Cinco Pilares del Islam y es una conmemoración de la primera revelación del profeta Mahoma.

En las mezquitas de Ibiza, decenas de musulmanes se congregaron este sábado tras romper el ayuno, después de la caída del sol. Tras completar sus oraciones, la mayoría regresó con sus familias para compartir una primera cena de Ramadán en la que no suelen faltar los dátiles, un plato de sopa y deliciosos dulces elaborados para la ocasión. Durante la madrugada, antes de que vuelva a salir el sol, intentarán comer y beber hasta saciarse para afrontar una nueva jornada de ayuno, rezo y reflexión.