Miembros de la Asociación Asperger de Ibiza y Formentera ayer en el Paseo vara de Rey. | Alejandro Mellon

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Este martes, coincidiendo con el Día Internacional de Asperger, la Plaza Vara de Rey se convirtió en un punto de encuentro para visibilizar este trastorno. La Asociación Asperger de Ibiza y Formentera (AIF), que desde hace una década acompaña a personas dentro del espectro autista, instaló una mesa informativa para ofrecer apoyo y difundir información sobre esta condición.

Mar Ferre, coordinadora de AIF, subrayó la importancia de estas jornadas, destacando que su labor va más allá del asesoramiento. «Nuestro trabajo es crear un lugar seguro, acompañar en los momentos difíciles y celebrar cada avance, por pequeño que sea». Ferre también hizo un llamado a la necesidad de más recursos, dado que la demanda de apoyo sigue creciendo.

Uno de los testimonios fue el de Miguel Ángel Sánchez, odontólogo de formación, quien compartió su experiencia con el diagnóstico de Asperger, realizado cuando ya era adulto. El proceso de diagnóstico comenzó durante sus años universitarios, aunque él mismo sospechaba que algo era diferente en él. «Siempre supe que era distinto, aunque el diagnóstico llegó tarde, ya adulto. Durante la universidad, me refugié en los estudios, pero la interacción social era una barrera», explicó. Además, añadió que uno de los mayores retos para ejercer como odontólogo fue la dificultad para tratar con los pacientes. Ahora, ya retirado de la vida laboral, encuentra en las distintas asociaciones a las que asiste un espacio para mantenerse activo y acompañado. «Es fundamental estar rodeado de otras personas y compartir experiencias», señaló. Miguel Ángel también compartió que el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) lo acompañó a lo largo de su vida, manifestándose a través de imágenes en bucle y compulsiones, como dar palmadas, que «eran mi forma de calmarme». Ahora tiene herramientas para saber cómo tranquilizarse, aunque es consciente de las conductas que tenía y de que, aunque en ciertas situaciones las recuerda, ya no necesita recurrir a ellas.

En su relato, también mencionó las similitudes que encontró con su madre, ya fallecida, quien, aunque nunca fue diagnosticada, presentaba rasgos similares a los suyos. «Con el tiempo y después de recibir mi diagnóstico, pude ver similitudes en ella», expresó.

A su lado, Samuel Ramis, de 23 años, quien recibió su diagnóstico a los 9 años, compartió su experiencia. «La Asociación me da consejos, aunque aplicarlos me cuesta» afirmó. Samuel destacó cómo la asociación le ha brindado apoyo a lo largo de su vida, aunque reconoció que el camino no siempre ha sido fácil.

Rompiendo los estigmas

Desde la Asociación, hacen hincapié en la importancia de estas iniciativas para romper los estigmas sobre el autismo. «El autismo no es un molde. Hay personas con diferentes necesidades. Algunas requieren más apoyo, otras menos. Lo esencial es entender que las personas con autismo funcionan de manera distinta, pero no son ni mejores ni peores», explicó Mar Ferre. Actualmente, AIF atiende a más de 180 personas. «Cada vez hay más diagnósticos y más conciencia sobre el trastorno. Estamos haciendo todo lo posible, pero necesitamos más apoyo», añadió.

En este sentido, la coordinadora destacó que el camino hacia la inclusión es largo, pero que cada vez se nota más la concienciación social. Además, AIF se prepara para cambiar de local y contar con mejores instalaciones y espacios para poder atender a todos de manera más eficiente.
Por último, la Asociación invita a la comunidad a participar en las próximas actividades que tienen organizadas. El sábado 22 de febrero, tendrá lugar la tradicional jornada en Can Tomeu, que AIF organiza todos los años. Un día después, las madres del grupo de familias han organizado una ruta de senderismo.