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La muerte del General de Cuerpo de Ejército Mario Buscemi el pasado 29 de julio ha destapado una trama de manipulación y despilfarro que ahora está en manos de la Fiscalía italiana. A pesar de su brillante carrera y el patrimonio que había acumulado a lo largo de los años, sus cuentas bancarias apenas sumaban unos cientos de euros en el momento de su fallecimiento. La razón, según la denuncia presentada por su familia, sería una supuesta estafa orquestada por un grupo de jóvenes strippers que se habrían aprovechado de su vulnerabilidad en los últimos años de su vida.

En un primer momento, la teoría de que el general actuó por voluntad propia parecía sostenerse. Sin embargo, un nuevo informe pericial ha cambiado el rumbo del caso al concluir que Buscemi, debido a su avanzada edad y a problemas cognitivos, no era plenamente consciente de las decisiones que tomaba. El documento revela que las mujeres, lejos de ser simples acompañantes, habrían explotado su fragilidad emocional para conseguir todo tipo de lujos a su costa.

Según ha publicado Corriere della Sera, la estafa se habría iniciado en 2016, cuando las jóvenes lograron que el general gastara cerca de un millón de euros en regalos exclusivos, desde joyas y ropa de diseñadores como Cavalli, Balmain y Loro Piana, hasta perfumes de alta gama y bolsos de firmas como Prada y Chanel. Además, los gastos incluyeron viajes de lujo a Ibiza y Formentera, donde las strippers disfrutaban de todo tipo de comodidades sin que Buscemi siquiera las acompañara.

El neurólogo Maurizio Marasco, que trató al ex asesor militar del Primer Ministro, sostiene que su estado de salud lo hacía particularmente susceptible a la manipulación. La combinación de una pensión considerable, el peso de problemas familiares y su deterioro cognitivo habría sido el caldo de cultivo perfecto para que las acusadas se beneficiaran económicamente de su relación con él.

Ante estas nuevas revelaciones, la Fiscalía seguirá adelante con la investigación para determinar si se trató de un caso de abuso de debilidad y explotación de una persona en situación de vulnerabilidad. La versión inicial que hablaba de un anciano con ganas de disfrutar de su fortuna en sus últimos años ha quedado en entredicho: las pruebas presentadas por la familia apuntan a una historia de engaño y manipulación que ahora deberá resolverse en los tribunales.