Jaume Espinosa (Madrid, 1967) es un auténtico experto del campo de la farmacia, carrera de la que se licenció y desarrolló durante más de 15 años. Lo hizo en Santa Eulària pero, finalmente, decidió cambiar de rumbo y dedicarse a la micología. Ahora, combina esta pasión con el esfuerzo para recopilar la historia de su profesión en las Pitiusas en un libro que está elaborando. Un pequeño resumen de todo esto es lo que ha ofrecido en la charla de este viernes tarde que ha acogido Sa Nostra Sala:«dels apotecaris a la farmacia moderna».
Se trata de una charla de hora y media en la que Espinosa aborda desde la historia de los apotecarios en los últimos 400 o 500 años, los acontecimientos que estos sufrieron, incluyendo plagas y epidemias. «No se trata de hablar de la misma profesión, que sería una cuestión técnica muy aburrida, sino de la demografía de estos apotecarios, y de como estos pasaron a ser considerados farmacéuticos en la primera mitad del siglo XIX», ha explicado Espinosa.
Sobre las Pitiusas, la charla también ha aborado las cuestiones de Ibiza y Formentera. Antes de la Guerra Civil, explica Espinosa, ya eran 8 en Ibiza, 6 en la Marina y dos fuera de ella. Sin embargo, tras la guerra, estas se redujeron en número. Con el tiempo, empezaron a surgir nuevas, fuera de la tradicional «calle de las Farmacias», donde las primeras fueron las de Avenida Espanya y Ses Figueretes en Ibiza, y en Santa Eulària y Sant Antoni.
Formentera tuvo su propia historia, ya que durante la II República contaba con una farmacia que, en 1940 se vería obligada a cerrar porque dejó de ser rentable:su propietario marchó a Barcelona y terminaría abriendo una nueva farmacia en la isla de Mallorca.
Desde ese año, y hasta 1960, la isla de Formentera quedaría desprovista de Farmacias lo cual, según Espinosa, tiene influencia directa en que Formentera:«tenga una mayor cultura de curanderos y de tratamientos con cierto tipo de plantas que en Ibiza desaparecieron mucho antes».
Sobre el cambio de termino, de apotecarios a farmacéuticos, Espinosa explica que se produjo durante el siglo XIX:«en aquel entonces el ejercicio de apotecario se consolidaba con un examen, que los jurados examinaban y que se aprobaba prácticamente siempre. A partir de la Constitución de Cádiz, en 1812, empiezan a ser los técnicos farmacéuticos los que realizaban estos exámenes, y se acocia el apotecario con una cuestión política».
Respecto al factor universitario, ha explicado que las primeras que empezaron a ofrecer las carreras de Farmacia fueron Madrid y Barcelona. También ha incidido en que esta carrera no ha estado disponible en la UIB «hasta este mismo año».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.