Pablo Gárriz en su despacho de la Dirección General de Emergencias e Interior del Govern. | CAIB

Pocas personas con mejor currículum que Pablo Gárriz Galván (Madrid, 1976) para ocupar el puesto de director general de Emergencias e Interior del Govern balear, es decir, el máximo responsable político en la cadena de mando en Baleares en caso de una emergencia. Este ibicenco nacido en la capital de España es doctor cum laude en Seguridad Humana y Derecho Global Público y premio extraordinario de doctorado por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Licenciado en Ciencias del Trabajo por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), diplomado en Relaciones Laborales por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y titulado superior militar especializado en Gestión de Catástrofes por la Escuela Militar de Emergencias de la UME. Militar de profesión, es capitán de la Armada y desde 2004 hasta 2023 fue responsable técnico de Emergencias del Govern balear en las Pitiusas. También fue concejal del PP en la oposición en el Ayuntamiento de Eivissa entre 2015 y 2019, mientras que desde 2023 hasta su nombramiento el pasado mes de septiembre prestó servicio en el Ministerio de Defensa tras aprobar una oposición.

—¿Cómo se ha encontrado la Dirección General de Emergencias?
—Tengo que agradecer a Sebastià Sureda el esfuerzo durante este año, porque los temas de seguridad pública en general han estado muy abandonados en las dos últimas legislaturas. Tenemos un marco normativo absolutamente obsoleto, teníamos la plataforma del 112 también obsoleta y no se había hecho nada en cuanto a las necesidades de despliegue territorial en todas las islas. Hay gente muy buena trabajando aquí, tenemos un compromiso con los ciudadanos y hay que reconstruir muchas cosas. Y en eso estamos.

—¿Qué mejoras cree que son necesarias en Emergencias? ¿Cuáles son sus objetivos hasta final de legislatura?
—Hay un compromiso del Govern y de la propia presidenta en modernizar el modelo integral de seguridad pública de las Islas Baleares. Y esto tiene varias patas: la coordinación de las policías locales, el desarrollo del servicio de seguridad propio de la comunidad autónoma el sistema de gestión de emergencias y los aspectos vinculados con las actividades clasificadas y espectáculos públicos. El reto es grande porque son cuatro bloques y que hay que integrarlos. Al final todo es seguridad para la población. A nosotros nos gustaría y es un compromiso del Govern con la presidenta a la cabeza desarrollar un marco normativo moderno y actual en materia de seguridad pública y dotarnos de un nuevo centro de coordinación de emergencias autonómico que tenga implantación territorial en el resto de las islas. También necesitamos la Escuela de Seguridad Pública de Baleares, que es un proyecto muy ambicioso, trascendental para el sistema de seguridad pública y que permita formar de manera específica a profesionales y voluntarios vinculados con estos ámbitos: policías, bomberos, emergencias, 061, bomberos forestales y voluntariado de Protección Civil. De hecho, ya tenemos lanzada la Escuela de Seguridad Pública, con la fase administrativa ya avanzada. No será una realidad esta legislatura, pero se ha tenido la valentía de decir que hacía falta, vamos a trabajar y, de hecho, hay 24 millones de euros previstos para este proyecto. Luego, un reto fundamental es la planificación. Necesitamos que los planes de protección civil estén actualizados y respondan a la realidad de las islas, tanto los autonómicos como los insulares y los municipales. Estamos trabajando con la Felib para facilitar que los ayuntamientos tengan sus planes con ayuda técnica y económica. También queremos que haya un cambio social con la divulgación de la cultura del riesgo y generar comportamientos seguros y una cultura de la autoprotección.

—Esta misma semana acaban de estrenar un nuevo sistema de gestión y comunicación de emergencias. ¿Cómo se notarán las mejoras?
—Para el ciudadano, ganamos agilidad y optimización del tiempo, que es el recurso más valioso en una emergencia y cuando lo pierdes no lo puedes recuperar. Todo lo que sea agilizar procesos que nos permitan arañar segundos y minutos es fundamental. Desde el punto de vista del propio funcionamiento del centro, pasados de una plataforma que estaba sin posibilidad de actualización desde hacía 15 años a un nuevo entorno web con una aplicación que permite gestionar en un solo programa los siete programas que se estaban utilizando por parte de los operadores. Y todo esto con un visor mucho más amigable porque la información se representa en una estructura cartográfica muy visual y esta aplicación tiene un módulo de inteligencia artificial para ir mejorando la propia plataforma y la toma de decisiones. Esto nos permite ponerlos a la última en cuanto a la propia gestión de las emergencias. De cara al ciudadano ganamos tiempo y rapidez, mientras que los operadores ganan facilidad en el traspaso de la información y herramientas de análisis.

—Cuando se inauguró el centro del 112 en sa Coma en 2014, se habló de implantar personal en Ibiza que atendiera las llamadas del 112. ¿Es viable? ¿Entra en sus planes?
—En primer lugar, necesitamos una infraestructura que lo permita. En 2014 se hizo un esfuerzo por dignificar las instalaciones y los elementos del Govern en Ibiza y Formentera. Luego eso no se ha desarrollado ni se ha puesto más personal ni se han adaptado los recursos a la realidad de Ibiza y Formentera. Tanto en las Pitiusas como en Menorca tenemos que tener una infraestructura que nos garantice la coordinación, las operaciones de mando y control, la dirección de las emergencias y el soporte al resto de servicios. Estamos trabajando con el Consell d’Eivissa para poder tener un edificio y una partida presupuestaria suficiente. Pero para tener operadores tenemos que tener un centro de coordinación. Y la idea es tener uno donde tener personal no solo para coordinación y atención telefónica sino también para la dirección de emergencias.

—¿Cómo se encuentran las dependencias del 112 en sa Coma? Entiendo que igual que hace diez años, que no se ha invertido en nada más.
—Así es. Hay que hacer un esfuerzo muy grande porque tenemos que romper una inercia. Las instalaciones en Ibiza son básicas que permiten hacer la gestión administrativa ordinaria, pero no tiene los elementos tecnológicos ni de gestión ni de personal necesario para poder dar el servicio que se necesita. En Ibiza hemos conseguido cubrir una plaza de agente que teníamos vacante, por lo que ahora tenemos dos agentes. Y
la plaza de técnico ahora está vacante desde hace un mes, porque la persona que la ocupaba ha vuelto a su administración de origen.

—Usted estuvo en primera línea en los grandes incendios de Benirràs en 2010 y de sa Mala Costa o Morna en 2011. ¿Aprendimos algo los ibicencos de aquellas desgracias o ya se nos ha olvidado?
—Los ibicencos, en general, tenemos la memoria corta porque cuando los sucesos son duros y traumáticos, nuestros mecanismos psicológicos nos hacen olvidar lo malo. Lo que sí que es cierto es que tenemos un modelo de seguridad pública en Baleares sin desarrollar, y esto es uno de los principales retos que, como Govern, nos hemos planteado. No podemos tener normativa de 1998 y de 2006, planes sin revisar desde hace 12 o 14 años... La realidad es que hay un trabajo que se tenía que haber realizado y no se ha hecho y que el ciudadano espera que esté resuelto. Hay otros sucesos más cercanos que nos vienen a la mente, en Baleares y fuera del archipiélago, y los que nos dedicamos a esto nuestra obligación es tener muy presente que, en cualquier momento, podemos tener una situación que nos complica la vida a todos. La preparación, la planificación, el ser conscientes de las limitaciones o ayudar a la población a que sea consciente del entorno en el que vive es el encargo de nuestra sociedad.

—El Consell d’Eivissa está trabajando en la instalación de subparques de bomberos en el norte y sur de la isla, pero parece que tardarán aún años en ser una realidad. ¿Cuán importantes son?
—El tiempo de respuesta es el factor de calidad que determina un sistema de emergencia. Cuanto más bajo es mi tiempo de respuesta, mejores condiciones de atención se tienen. El tener todos los recursos concentrados en único punto o tenerlos distribuidos por el territorio es una cuestión de modelo. Si los tengo repartidos, mi tiempo de respuesta es siempre menor. Y si llego antes a las emergencias, necesito menos recursos para atenderlas y las condiciones de atención son mejores. Porque si llego tarde, aunque lo haga con todos los recursos, a veces ya no hay nada que hacer. Soy consciente que el conseller Nacho Andrés está haciendo un trabajo muy potente de modernización del servicio de bomberos. Están muy preocupados. El anterior conseller, que ahora es alcalde de Sant Josep (Vicent Roig), fue una de las personas que se implicó en darle una vuelta al servicio de los bomberos mejorando sus condiciones laborales, inversión en material, se puso sobre la mesa la red de parques... Lo que pasa es que la Administración es más lenta de lo que nos gustaría.

—Una característica de Ibiza es su población diseminada. ¿Cómo condiciona la labor de los medios de emergencias este hecho?
—Es un hándicap y un perfil de riesgo de difícil gestión. En la Península, lo forestal, lo agrícola y lo urbano está muy claro. En los grandes incendios que hemos tenido, la protección, evacuación y confinamiento de personas requirieron esfuerzos muy grandes con muchos recursos que a veces no tienes. Y aquí quiero poner en valor el trabajo del voluntariado de Protección Civil, que en el caso de las Islas es un refuerzo fundamental del sistema, porque nosotros no podemos traer camiones ni personas de la provincia de al lado. Lo que tenemos en las Islas es determinante para garantizar la primera respuesta y el sostenimiento de la emergencia. Y aquí el esfuerzo de los voluntarios de Protección Civil es crítico, también el de los voluntarios de Cruz Roja.

—En 2018 se produjo la desgraciada riada de Sant Llorenç des Cardassar, con más de una docena de fallecidos. Sin embargo, parece que no ha sido hasta que se ha producido la tragedia de Valencia, con más de 200 fallecidos, que ayuntamientos y consells no se han puesto las pilas para actualizar los planes de emergencia. ¿Por qué son tan importantes estos planes?
—Los planes, primero de todo, son una obligación legal porque obliga a todas las administraciones a estudiar los riesgos y a tomar conciencia de ellos, por lo que son una garantía de responsabilidad. También son un elemento de organización técnica, que facilita y ordena la respuesta en determinadas ocasiones. Para los ayuntamientos y las islas es fundamental tener los planes de emergencia, porque los planes territoriales que hacemos desde la Comunidad Autónoma tienen que concretarse en actuaciones específicas. Si los ayuntamientos no lo tienen preparado, no pueden ponerse a pensar cómo tienen que organizarse en el momento de la emergencia. Por eso les estamos dando la importancia que tienen. Si los planes no se desarrollan, cada uno irá por su cuenta. Y a una situación de caos le unes otra de ‘librepensamiento’, al final perdemos capacidades y la obligación de dar el servicio que el ciudadano merece. Es verdad que los planes están sin revisar y estamos haciendo un esfuerzo en ponerlos en orden. Ahora estamos esperando a que el Ministerio del Interior no dé las nuevas directrices para elaborarlos, por lo que estamos un poco parados porque dependemos de lo que marque el Ministerio.

—Siempre me he preguntado qué pasaría si hubiera un incendio en Dalt Vila, donde los camiones de bombero no pueden pasar. Y con la puesta en marcha del Parador en los próximos meses, aún más. Entiendo que estos planes, si están bien hechos, tendrán en cuenta estas situaciones.
—Efectivamente, de hecho tienen que dar respuesta a estas situaciones. El alcalde de Vila, Rafa Triguero, y la concejala Catiana Fuster son muy conscientes de que Ibiza tiene un valor añadido como ciudad patrimonio de la humanidad, por lo que necesitan que su plan de emergencia contemplara los aspectos específico de protección en caso de emergencia de los elementos de alto valor patrimonial. Estamos trabajando con el Ayuntamiento para desarrollar su plan, hemos tenido varias reuniones, y ellos están ultimando un borrador.

—Pocos se acuerdan, pero en 2016 una mujer fue rescatada por un guardia civil cuando esta a punto de ser arrastrada junto a su vehículo en un torrente de Sant Carles. ¿Ibiza está preparada para hacer frente a grandes riadas, que parece que van a producirse más a menudo?
—Me acuerdo porque ese día estaba de guardia. Nuestros episodios son muy complicados de gestionar porque no son como las inundaciones de los ríos de la Península. Tenemos fenómenos de caída de agua torrencial, con una orografía muy empinada que le da mucha velocidad, que hace que el agua tienda a acumularse en unas zonas de escorrentías muy marcadas. Y esto es nuestro clima mediterráneo. Estamos trabajando ahora con la autoridad meteorológica para tener un sistema de sensorización de los cauces y una red de medición pluviométrica para saber qué está pasando en tiempo real. Y luego, potenciar la modelización meteorológica para tener una predicción de lo que pudiera pasar. Esta es la parte técnica en la que se está trabajando para el fenómeno climatológico adverso y la inundación. Estamos poniendo en marcha un grupo específico para aprovechar los avances tecnológicos y los sistemas de coordinación y comunicaciones, que hacemos una inversión muy potente.

—¿Es mejor que los torrentes estén limpios de vegetación?
—Pues depende del tipo torrente interesa que esté o no limpio. Hay una serie de estudios científicos que recomiendan que en determinadas circunstancias recomiendan que tenga vegetación porque retienen los frentes de las inundaciones y facilitan el drenaje. Y luego hay otras circunstancias en las que el agua conviene a que fluya y drene rápido. Fórmulas mágicas no hay, pero sí un abanico de herramientas que, en función de la situación, nos permiten gestionar el riesgo de una manera u otra.

—¿Tienen previsto alguna campaña de concienciación ciudadana ante emergencias? Muchos ciudadanos no deben saber que para recibir una alerta de emergencias deben activarla desde su teléfono móvil.
—ES-Alert es un sistema que se impulsa desde la Unión Europea, lo desarrolla el Ministerio del Interior y lo pone a disposición de las comunidades autónomas. No es necesario hacer nada en los teléfonos ni darte de alta en ningún servicio, porque es un mensaje que se manda a todas las operadoras. Se selecciona el ámbito territorial donde se quiere mandar, se selecciona el mensaje, hay un proceso de validación de ese mensaje y llega a todos los terminales que tengan cobertura en ese momento. Esta herramienta, la Comunidad Autónoma hizo unas pruebas y se probó el sistema no hace un año. Tenemos intención de hacer un protocolo específico de esta herramienta y en breve informaremos a la población de las próximas prácticas que queremos hacer con este mecanismo.