Una comida especial para aquellos que no tienen un hogar donde disfrutarla. | Alejandro Mellon

Cerca de medio centenar de personas disfrutan de una comida especial la víspera de Navidad en el comedor de Cáritas, en Vila. Si no fuera por el menú que ofreció la ONG de la Iglesia, la inmensa mayoría de ellos no tendrían un plato caliente por estas fechas. Los motivos que han llevado a cada uno de los usuarios a acudir al centro son diversos y, muchas veces, muy delicados. Sin embargo, gracias a este comedor hasta 53 personas pudieron disfrutar de un menú navideño.

El comedor de Cáritas funciona todos los días, y acoge a alrededor de 40 personas de media. Sin embargo, en estas fechas tan especiales, cobra mayor importancia. La persona que hay detrás de todo ello es Leonor Martín, responsable de día del comedor social de personas sin hogar, quien explica que «diariamente acuden 42 personas pero, excepcionalmente, hemos podido encargar 53 menús para estos días». Martín explica que estos menús provienen del catering de la residencia Reina Sofía, que también forma parte de Iglesia.

La responsable explica que, detrás de esta comida especial, hay un significado muy importante: «En su mayoría son personas sin hogar, que no disponen de una familia o de un sitio donde poder compartir estos días con alguien». El menú para un día tan especial contó con vichyssoise de manzana y jamón de primero, lubina con pimientos asados y muselina de ajo de segundo y, de postre, turrones y mazapanes.

Su compañera Sanaa señala que, pese a aumentar el número de plazas por estas fechas, no pueden atender a tantas personas como les gustaría: «Tenemos ocho personas en lista de espera, más todas las personas que dejamos pasar a partir de las tres menos veinte. Son gente que no está en lista, pero que si sobra comida dejamos que al menos coman un plato caliente». Para ellos, añade la trabajdora, «es muy importante. Han de comer todos los días, pero estas fechas son especialmente delicadas».

De entre el medio centenar de usuarios que han acudido a la comida, Francisco Muñoz se atreve a abrirse y contar su historia: «Me encuentro en Cáritas por problemas que tuve con mi adicción. Llevo cuatro años reinsertado y ahora trabajo aquí como voluntario». Francisco no se encuentra solo sino que también le acompañan sus dos hermanos y su pareja.

«Aquí al menos tienes un lugar donde poder desayunar, poder comer o refugiarte del frío. De momento estamos todos bien, y esperamos poder disfrutar de las fiestas todos juntos», explica Francisco, quien acude diariamente al comedor desde hace tres años. Una recaída en la droga le llevó a una situación de exclusión de la que pudo escapar a tiempo.

La pareja de Francisco es Ainara-Yolanda Suñer, también usuaria del centro. Nacida en Ibiza pero de orígenes vasco y madrileño lleva tan solo dos meses acudiendo al comedor, pero antes ya era usuaria dl banco de alimentos. Ella siempre intenta ayudar a las trabajadoras del lugar por motivación personal: «Yo he nacido para ayudar a la gente, me gusta servir».

En su caso fueron motivos económicos los que le llevaron a acudir a este centro. Según detalla, vive en una casita de madera en un campamento. «En los últimos cuatro años he vivido en una furgoneta, un velero y ahora en una casita de madera. Me apaño como puedo». Ainara se encuentra sin trabajo desde hace dos años.

Para Ainara, esta comida especial supone una especie de «reconstrucción». Igual que ella, para muchos de los usuarios habituales del Comedor Social, estos menús que ofrece Cáritas estos días de fiestas navideñas en su comedor suponen su propia «reunión familiar».