Imagen de archivo de la desaladora de Santa Eulària.

La Alianza por el Agua consideró ayer que el protocolo suscrito entre el Govern, el Consell y los ayuntamientos de Ibiza para mejorar la situación de los acuíferos no deja de ser «una declaración de intenciones».

También manifestaron que «falta concreción» y más información sobre los posibles plazos de las acciones a impulsar, así como conocer con mayor detalle cómo se van a llevar a cabo.    «Por tanto, seguimos preocupados y creemos que lo más importante tras este anuncio es la transparencia, fundamental para comprobar que efectivamente se cierran todos aquellos pozos en los que se puede coger agua desalada, sobre todo en el municipio de Santa Eulària», comentó Juan Calvo, coordinador de la Alianza.

En este sentido, reiteró la necesidad de contar con un telecontrol o contadores digitales para grandes consumidores «y los primeros deben ser los pozos municipales».

La Alianza reclamó datos mensuales y la confirmación de que se aplican las medidas anunciadas. «En caso contrario, seguirán siendo anuncios y buenas intenciones», concluyó.

Este miércoles, se confirmó que los acuíferos de Ibiza están ahora mismo a un 37% de su capacidad, un 10% menos que en 2023. Ante esta situación, el Govern, el Consell y los ayuntamientos firmaron un protocolo de actuaciones que se llevarán a cabo a corto, medio y largo plazo.

También se resaltó que algunos proyectos ya iniciados no estarán listos, en el mejor de los casos, hasta 2026, por lo que serán necesarias antes otras acciones para poder afrontar la situación. El conseller balear del Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, explicó el miércoles que se está frente a «un problema complicado» que se afrontará mediante el protocolo firmado. Así las cosas, en las próximas semanas se activarán los mecanismos municipales necesarios para incrementar el consumo de agua desalada con el fin de facilitar la recuperación de los acuíferos y «llegar en la mejor situación posible» a la temporada turística de 2025. La reducción del uso de agua dulce será progresiva pero, afirmó Lafuente, «es básica y fundamental».

Además, el protocolo contempla la búsqueda de los puntos por los que se filtra agua salada a las redes con destino a las depuradoras con el fin de facilitar una mejor depuración y la reutilización posterior de la misma. En estos momentos, hay dos proyectos en marcha, a financiar con la ecotasa, pero será necesario ampliar las actuaciones.