El productor Paco Planells, vecino de Sant Miquel. | P.P

Paco Planells, vecino de Sant Miquel, no ha podido recoger este año ni una oliva ni un grano de uva y todo por culpa de las palomas torcaces. Por tanto, la denuncia de la ONG ‘Mis Amigas Las Palomas’ contra el Consell d´Eivissa por adelantar la caza de esta especie «me tocó la moral».

Según explica, y también debido a la sequía, todo aquel que sembró este año trigo o cebada no ha podido recoger nada. Como consecuencia, las palomas han arrasado otros cultivos como las cerezas. «Tengo una producción para el consumo familiar y este año no he podido elaborar ni aceite ni vino. Nada», insiste.

Paco Planells tiene una producción para el consumo familiar.

Como particular, lamenta que también con las torcaces las administraciones han actuado tarde al igual que ha sucedido con la plaga de serpientes o con la falta de recursos hídricos. Considera que la época de caza de las palomas no tendría que limitarse a unos meses al año, sino que la veda debería mantenerse siempre abierta.


«Plaga»

«Es una plaga. Hables con quien hables, todos opinamos lo mismo», insistió. Según aclara, en este tema concreto apoya la decisión del Consell d´Eivissa de adelantar 35 días el periodo de caza de las torcaces, una medida que ha motivado la denuncia de la ONG. «Estamos cansados en Ibiza de cosas que no tienen lógica», afirma en relación a la denuncia. Siguiendo consejos de familiares y amigos, y siempre con el fin de espantar a las palomas de sus cultivos, Paco explica cómo llegó a colocar hasta seis bolas de discoteca porque, al ser reflectantes, le dijeron que eso ahuyentaría a estas aves. Cds, cintas de colores y espantapájaros, la inversión realizada por este particular para evitar los ataques de las palomas ha sido considerable.

Planells señala que en las líneas de alta tensión se pueden ver palomas.

«En líneas de alta tensión cercanas a casa se pueden ver en ocasiones palomas de punta a punta. Además, cada día hay menos cazadores y una torcaz que antes venía de paso, ahora se ha quedado en la isla», asegura. El enfado de este hombre es tal que llegó a comprarse una pistola de fogueo para disparar a primera y última hora del día – cuando comen las palomas – para espantarlas de su campo. De recoger 1.000 kilos de uva y elaborar unos 100 litros de aceite, este año su producción cabe en una pequeña carretilla donde sólo hay algunas cajas de uva. «Se han visto fotos de palomas que murieron y que las abrieron después. Se habían comido hasta 20 olivas. Arrasan», concluye.

Cabe recordar que esta organización de ámbito nacional no gubernamental denunció ante la Fiscalía de Baleares al Consell d’Eivissa en relación a la Directiva Aves y a la declaración de emergencia cinegética.
En el escrito, explica que interpusieron la denuncia con carácter de urgencia ya que las islas de Mallorca e Ibiza siguen sin ajustarse a la legalidad impuesta por dicha directiva, «pretendiendo burlarla mediante resoluciones que permiten la caza de palomas durante el mes julio y agosto». Por tanto, instaron a corregir la situación y a suspender de manera cautelar las declaraciones de emergencia cinegética.