Laura V. Serra Torres, este viernes, durante la primera sesión de los talleres. | Alejandro Mellon

El departamento de Bienestar Social del Ayuntamiento de Santa Eulària ha impulsado la celebración de talleres de nutrición para las personas mayores del municipio. La dietista y pedagoga Laura V. Serra Torres (Ibiza, 1990) es la encargada de impartirlos. La primera de las sesiones tuvo lugar este viernes en el local del Club de Mayores de la localidad. El próximo 21 de noviembre la charla se celebrará en el Centro Cultural de Puig d’en Valls y el 4 de diciembre la cita será en el Centro Cultural de Jesús.

—Va a impartir tres talleres en total destinados al colectivo de mayores de Santa Eulària.
—Para llegar a todas las localidades los impartiré por todo el municipio. En el primero hemos colgado el cartel de ‘completo’. Habíamos puesto 25 plazas como tope y ha venido algún asistente más. Los participantes tienen a partir de 65 años puesto que los talleres van dirigidos a jubilados, socios de los clubs de las diferentes parroquias.

—¿Cómo ha planteado estas sesiones?
—Constan de dos partes puesto que comienzo con una charla sobre la importancia que tiene comer de manera saludable y seguir unos buenos hábitos especialmente durante el envejecimiento para llevar esta etapa de la mejor manera posible.

—Nuestros mayores, a medida que van cumpliendo años, ¿van empeorando su nutrición?
—Deben tomar conciencia sobre la importancia de amortiguar los cambios que provoca la edad porque está en su mano variar algunas cositas. Así lo quise contar en la charla. Además, en el taller hay una parte práctica en la que elaboramos un menú saludable, poniendo a prueba lo que justo antes les expliqué. Quiero incidir en la importancia de comer bien a cualquier edad, especialmente en la suya, planteando en la charla algunas afirmaciones. Ellos pueden jugar diciéndome si lo que les he explicado es verdad o no. Introducimos temas importantes y también desmontamos mitos.

—¿Qué mitos hay a la hora de hablar de la alimentación de nuestros mayores?
—Por ejemplo, que deben beber más agua o que no pueden comer huevos si tienen colesterol. Hay muchos.

—¿La sal y el dulce son los grandes enemigos?
—Un poco. Uno de los cambios con la edad es que perdemos el gusto y a veces, para potenciar el sabor, los mayores pueden usar mucha sal o azúcar.

—Habrá cambiado también la manera de alimentarse de este colectivo.
—La alimentación moderna, al final, nos perjudica a todos, aunque depende siempre de la genética. Sobre las cantidades, mi abuela siempre ha comido mucho, por lo que depende de cómo esté cada uno, del apetito o de cómo pueda masticar. Más que reducir cantidades por el tema de la edad, hay que pensar en la calidad de lo que se come. No son lo mismo 100 calorías en un bollo que en una ensalada. No se trata de comer menos, sino de que lo que comamos sea adecuado a la edad y a las necesidades nutricionales.

—Se acercan las fiestas, ¿qué les recomienda?
—Que no se preocupen demasiado porque, al final, no son tantos días. Que intenten disfrutar de las fiestas con mesura, pero que no se preocupen demasiado porque influye más lo que se hace o se come día a día.

—A partir de determinadas edades, ¿se repiten problemas de salud debido a una mala nutrición?
—Todos los hábitos que seguimos a lo largo de nuestra vida nos van a afectar y no sólo en la alimentación, sino en todo.

—La soledad puede provocar que muchos mayores dejen de cocinar y acaben empeorando su dieta.
—Es algo que también comentamos en los talleres. Con la edad, muchos pueden dejar de cocinar para una persona sola. Hay que motivar a nuestros mayores para que también elaboren un menú saludable, aunque sea sólo para ellos. Los mayores saben bien lo que les funciona y lo que no.