Imagen de la directiva del club de mayores con el alcalde Rafa Triguero y la concejala Sara Barbado.

Cuatro de las siete miembros de la junta directiva del club de mayores L’Esplai de Can Ventosa han presentado su dimisión en los últimos días, dejando en una situación crítica a la junta, que ahora cuenta solo con tres integrantes.

El ambiente en este club de mayores de Can Ventosa está cargado de tensión tras estas dimisiones en masa cuyos motivos serán explicados a los socios en una reunión informativa que tendrá lugar este mismo miércoles. Las dimitidas argumentarán su decisión en un contexto de presuntas irregularidades y malestar dentro de la gestión del club.

Neus Planells, quien fue presidenta de L’Esplai hasta el año pasado y ahora forma parte del grupo crítico, asegura que el problema radica en que «a la hora de elegir a la nueva presidenta se valoró más la amistad que la capacidad de gestión». Planells sostiene que dejó la dirección con un calendario de actividades completamente organizado, pero que «solo había que continuar con lo que ya estaba en marcha».

Tanto Planells como el resto de las dimitidas denuncian un estilo de gestión que describen como «dictatorial», sin espacio para el diálogo o el consenso. Esta falta de entendimiento ha desembocado en la dimisión de la mayoría de las integrantes de la junta. Según Planells, las dimisionarias han detectado «varias irregularidades en la gestión».

El clima de tensión también se refleja en la salida abrupta de Planells de la junta, después de haber colaborado en la redacción de los estatutos del club y en la preparación del 40 aniversario. «Mientras estaba de viaje, recibí un mensaje en WhatsApp diciéndome que ya no contaban conmigo. No es la manera adecuada de proceder. Si entré en la junta conforme a los estatutos, mi salida debería haberse producido de la misma manera», denuncia Planells.


Los estatutos

Una de las principales quejas de las exmiembros de la junta es el incumplimiento de los estatutos del club. Planells recuerda que, según las normas, cualquier socio puede solicitar una asamblea extraordinaria con el respaldo del 10% de los socios. «Reunimos 150 firmas en un solo día, pero la presidenta se negó a firmar el documento», explica. Debido a esta negativa, las dimitidas han optado por organizar una reunión informativa en lugar de una asamblea oficial para dar las explicaciones pertinentes a sus socios y compañeros.

La situación se agrava, según Planells, con la confusa comunicación por parte de la dirección. «Han colgado varios carteles contradictorios sobre la convocatoria de una asamblea que, además de confundir a los socios, se celebraría el 31 de octubre, víspera de Tots Sants, y a las 20.00 horas, cuando el bar está cerrado. No tiene ningún sentido», critica. Planells acusa a la presidenta de intentar «colocar a sus amigas en los puestos de las dimitidas» en esta asamblea, algo que, según ella, va en contra de los estatutos del club. «Hemos llegado a pedir ayuda al Ayuntamiento de Eivissa para garantizar que se respeten las normas», añade.


La presidenta

Por su parte, la actual presidenta, María Marí, niega en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera las acusaciones y asegura que desde el primer día ha sido boicoteada por quienes ahora han dimitido. «Querían ser ellas las que mandaran y como no lo consiguieron, se fueron», afirma Marí, quien califica las próximas explicaciones de las dimitidas como «una serie de mentiras una detrás de otra, como las que les habrán contado a los socios para que firmen». Además, subraya que «para organizar una asamblea la tiene que firmar la presidenta y yo no he dado mi permiso para hacerla». Sobre su posible dimisión, Marí es contundente: «Eso es lo que querrían ellas».


El Ayuntamiento de Eivissa

Desde el Ayuntamiento de Eivissa, la concejala del área de Mayores, Sara Barbado, aclara que, aunque el Ayuntamiento es el propietario del espacio que ocupa el club, la junta directiva gestiona el funcionamiento de manera independiente. «Las personas que han dimitido nos han pedido ayuda para mediar en el conflicto, pero nuestra intervención se limita a asegurar que se cumplan los estatutos», comenta Barbado. Además, insiste en que las peticiones deben hacerse conforme a las normas establecidas. «Los entresijos de la junta es mejor que se solucionen de manera interna; lo único que podemos hacer es tratar de mediar para que todo llegue a buen término y velar por que se cumplan los estatutos del club», insiste la concejala de Mayores.


Desde fuera

Mientras tanto, una de las socias del club observa desde la distancia el conflicto interno. Ajena a las disputas directivas, apurando su café con leche comenta a Periódico de Ibiza y Formentera : «Aquí se ven cosas un poco raras. Parecen el perro y el gato». Esta socia concluye que «el problema es cuando alguien no sabe mandar ni se deja ayudar. Espero que el Ayuntamiento de Eivissa pueda poner orden, porque ellos no paran de organizar actividades, ¡menos mal!».