Aumentan los usuarios y la complejidad de los casos atendidos por la Fundación Aldaba en Ibiza
La entidad, que ayuda a las personas más vulnerables, apoya en sus servicios de curatela y defensa judicial a 77 personas en las Pitiusas, 17 usuarios más que antes de la pandemia
La directora de Aldaba Suport Baleares y la coordinadora del programa desde Mallorca. | Arguiñe Escandón
Desde la Fundación Aldaba quisieron valorar muy positivamente la labor que viene desarrollando el programa Aldaba Suport Baleares en Ibiza, especialmente teniendo en cuenta el aumento de usuarios en los últimos años y la complejidad de los casos atendidos. Así lo afirmó en la sede, que la Fundación Aldaba tiene en la isla, Susana Rodríguez, trabajadora social del programa Aldaba Support Ibiza.
En este sentido, esta profesional informó a Periódico de Ibiza y Formentera de que actualmente ayudan a un total de 77 personas con sus diferentes perfiles y distintas necesidades de atención que han visto modificada judicialmente su capacidad para obrar: 71 usuarios son atendidos en sus servicios de curatela y en seis casos el trabajo de la entidad se centra en la defensa judicial.
Al respecto, agregó que, en los últimos años y a partir de la pandemia, el número de personas atendidas ha crecido. «Esta situación, que ha reflejado un aumento de la demanda, también ha incrementado nuestra capacidad de respuesta ofrecida durante estos años en nuestro servicio», afirmó esta profesional, resaltando que durante la crisis sanitaria atendían a menos usuarios, en total 60.
En esta misma línea explicó que la atención proporcionada por la entidad también se extiende a las familias de estos usuarios e indicó que en muchos casos estos familiares se involucran en el proceso y los profesionales pueden trabajar con ellos en beneficio de los usuarios. En relación a la situación de los casos que atienden en Ibiza, Susana Rodríguez subrayó que las características de las personas que atiende Aldaba en Ibiza son, especialmente, usuarios que tienen algún tipo de discapacidad física o psíquica, personas que presentan demencia o deterioro cognitivo y personas en situación de vulnerabilidad social que necesitan apoyos para mejorar su calidad de vida o su integración en la sociedad.
«Estas situaciones las encontramos tanto en las residencias de personas mayores de la isla como en los propios domicilios de los usuarios en proceso de inclusión social», manifestó e indicó que estas personas también pueden estar derivadas a otros servicios como son los albergues, los comedores sociales o las viviendas supervisadas.
«Tenemos un amplio campo de atención», puntualizó, haciendo hincapié en la importancia de este programa para las personas atendidas, sobre todo para los que no tienen familia, porque, según precisó, «somos para ellos su único referente de apoyo». En este sentido, al preguntarle por la falta de recursos que denunció una asociación de la isla, esta profesional subrayó que este programa cuenta en Ibiza con dos trabajadoras sociales, Susana Rodríguez y su compañera María Gálvez, además del trabajo de la coordinadora técnica del programa desde Mallorca, Amanda Marsé. «Nosotros trabajamos conjuntamente con ellas en el caso de necesitar un recurso asistencial como una residencia o una vivienda supervisada, así como en el enfoque del trabajo para realizar una labor más integral», afirmó Marsé, junto a la directora de Aldaba Suport Baleares, María Robaina.
Ambas se habían desplazado a Ibiza para realizar un seguimiento del servicio ofrecido en la isla. En relación a la necesidad de voluntarios que colaboren con la entidad, Susana Rodríguez explicó que hace poco se reunieron con la PLAVIB, que es la Plataforma del Voluntariado de las Islas Baleares. «Vamos a empezar a contar con la asociación que se presentó de voluntarios para que nos puedan ayudar en el día a día y en el acompañamiento a las personas que atendemos y que realizan alguna actividad de ocio y tiempo libre», agregó, mientras destacaba que es esencial el trabajo de la entidad en los entornos naturales que forman parte de la vida cotidiana de los usuarios.
«La metodología es individualizada y está siempre centrada en la persona con una atención integral que empieza con una entrevista personal, tanto a la familia como al propio usuario, para saber qué apoyos necesitará esta persona», destacó. En esta línea añadió que posteriormente se elabora un PIA, un Plan Integral de Actuación con el objetivo de analizar las circunstancias de la persona dependiente para poder dotarla de las ayudas necesarias.
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