El psicólogo clínico Francisco Villar. | V. H.

Francisco Villar (Barcelona, 1976) es psicólogo clínico especialista en suicidio en la infancia y la adolescencia. Además, también es un referente nacional en el uso adecuado de los dispositivos digitales. Por esta razón, y con motivo este jueves de su ponencia Pantallas y Vida Cómo se relacionan en la infancia y en la adolescencia, Francisco Villar visita la isla de Ibiza.

— Su visita a Ibiza está motivada por la ponencia de dos sesiones que ofrecerá esta tarde en el Espai Cultural Can Ventosa. ¿Podría usted adelantarnos los elementos principales de esta ponencia titulada ‘Pantallas y Vida Cómo se relacionan en la infancia y en la adolescencia’?
— La idea es mostrar las evidencias al alcance de la gente. Hace mucho tiempo que nosotros sabemos, o nos han dicho, que las pantallas son maravillosas y fantásticas porque han transformado a los niños y los han convertido en jóvenes de la generación digital. Una generación de niños superdotados que lo harán todo mejor y que superarán a sus padres, como si los adultos tuviésemos algún tipo de problema. Nos han vendido que a los adultos nos cuesta mucho entender a los adolescentes por primera vez en la historia de la humanidad porque, claro, como los jóvenes de hoy en día son de una generación digital nos superan. Esta es un poco la película que nos han vendido, como si todo fuera fantástico. Yo voy a compartir esta tarde con la gente la otra parte, aquella que no nos dicen, pero es la real. Y lo haré desde una perspectiva orientada a las soluciones de los problemas o situaciones que nos puedan afectar.

— Según su criterio, ¿cuáles serían aquellas soluciones para contrarrestar los efectos de las pantallas en los niños?
— Compartiré mis propuestas de solución. Estas recomendaciones no son fantásticas ni llamativas; son básicamente propuestas que nos han funcionado generalmente toda la vida. Hoy en día el discurso predominante radica en educar en un uso responsable de las pantallas y en aplicar equilibrios a los hijos a la hora de utilizar la tecnología. Hasta incluso nos dicen que tienes que estar todo el rato al lado del niño supervisando lo que ve. Esto te hace pensar que si debes tener a tu hijo en un espacio en el que me necesita todo el rato a su lado para que no le pase nada malo, a lo mejor no es un sitio para niños. A los pequeños no les ayuda esta supervisión, que nos lleva a veces a hablar de una sobreprotección. Sobre la visión de esta problemática creo que ha habido un cambio en el último año muy importante con publicaciones del autor Desmurget como La fábrica de cretinos digitales, que nos alerta de esta situación, y la del ejemplar Más libros y menos pantallas, que aporta soluciones. También tenemos para completar el pack la publicación del libro La generación ansiosa de Haidt.

— Ahora que habla de ansiedad, ¿hasta qué punto el uso inadecuado de las pantallas y las redes sociales genera problemas de ansiedad en los jóvenes?
— Mira, precisamente en este libro se habla de que hay una directa causalidad entre los factores perjudiciales de las pantallas con los efectos que se están generando, por ejemplo en la salud mental de los jóvenes. Estamos en esta fase, centrándonos en problemas como la ansiedad y buscando soluciones para defender la vida. Yo llevo 11 años trabajando y luchando contra la muerte voluntaria porque soy experto en prevención del suicidio adolescente. La mejor forma de luchar contra la muerte es defender la vida y todo aquello que la nutre, focalizándonos en los factores de protección, que son los que permiten tener la capacidad de poder afrontar estos retos de la vida hasta llegar a una vida adulta en la que puedas desplegar todas estas habilidades acumuladas para tener una vida más o menos satisfactoria. Por lo tanto, hay que luchar contra todos los factores que no nos permitan tener esta capacidad.

— ¿Diría que las pantallas suponen un peligro para poder alcanzar estas habilidades?
— Me gustaría destacar que no estoy en contra de la digitalización. Es más, no conozco a ningún autor de los que he citado que esté en contra de ella. Autores llevan diciendo desde 2013 que la digitalización es una herramienta de trabajo indiscutible y fundamental, sin embargo, es un atentado contra el aprendizaje. Por lo tanto, no es defender o ir en contra de algo, sino defender la vida y proteger aquellos espacios vitales. Si apagando la pantalla se enciende la vida, merece la pena porque es mucho más bonito y más luminoso que se encienda la vida.

— ¿Recomienda, entre estas soluciones, retrasar el uso del móvil en adolescentes?
— Esta medida fue propuesta por Europa hace 15 años, que impedía el uso del móvil en jóvenes antes de los 16 años por los peligros que genera. No obstante, las empresas tecnológicas dominan a los gobiernos, poniéndolos de su parte, incluso en Estados Unidos consiguieron ilegalmente bajar la edad y ponerla en 13 años. Una barbaridad que ha generado que haya niños influencers con 9 años. Lo más importante es evitar adelantar la edad y aferrarse al principio de precaución porque, si no se aplica, estás favoreciendo esta práctica en niños sanos que, en lugar de favorecerles, está interrumpiendo su vida. Lo que pasa que desde el ámbito de la publicidad son capaces de hacernos creer cualquier cosa. Por eso es tan importante ser conscientes de las soluciones y pasar a la acción. Es más, según una encuesta impulsada por Adolescencia Libre de Móviles, casi el 70 % de los padres decían que estaban de acuerdo sobre la importancia de no dar el móvil y hacer caso a las recomendaciones que proceden de Europa. No obstante, hay muchos padres que no son conscientes de verdad porque, al final, sí se los dan. Ahora se ha publicado una encuesta muy interesante enfocada a la Generación Z sobre las redes sociales.

— ¿En qué consiste esta encuesta?
— Les preguntan sobre si desearían o no que las redes hubieran aparecido. Hasta el 50 % de las personas que pertenecen a la Generación Z desearía que no se hubiera creado Tik Tok y hasta el 40 % que no se hubiera creado Instagram, pero, ¿qué hacen ellos? triturar horas de su vida en las redes sociales. Eso nos hace ver que todavía hay gente que no tiene esa conciencia en forma de defensa y esto les lleva a una incoherencia. También ser consciente, pero seguir exponiendo a tu hijo a todos estos riesgos es difícil de digerir.

— En Baleares, como en otras comunidades, se ha prohibido a los alumnos usar sus teléfonos móviles en clase.
— De esta manera las escuelas se convierten en un espacio de equidad porque nos habían engañado en muchas cosas. Por ejemplo, en relación a la brecha digital y cómo las personas con menos recursos no tenían acceso a la tecnología cuando realmente son ellos los que más exposición tienen. Cuanto peor es el nivel sociocultural de la familia, más horas están los niños con los móviles porque, además, es más favorable la opinión que tienen los padres sobre las virtudes de la tecnología. Se podría decir que cuanto menos formación tienes, más permeable eres a todas las triquiñuelas de la publicidad y el marketing.

— La normativa estipula que sólo se permitirá el uso de pantallas en las aulas con propósitos pedagógicos.
— Al respecto, los estudios demuestran que esta utilización, aunque sea con propósitos pedagógicos, es una interrupción y una interferencia en el proceso de aprendizaje. Incluso hay estudios que revelan que un móvil apagado en la mesa a la hora de que tu hijo haga los deberes baja su rendimiento. Para los profesores esta prohibición es favorable porque tienen el apoyo de las administraciones en este sentido y para ellos es más fácil ahora gestionar este problema en las aulas. Estas medidas mejoran la convivencia y evitan tanto ciberacoso escolar.

— ¿Qué efectos negativos educativos pueden causar los móviles?
— Por ejemplo, problemas de comprensión lectora. ¿Cómo puede ser que actualmente los niños tengan menos nivel que antes? Los profesores nos dicen que no pueden poner el mismo examen que ponían hace tan sólo cinco años. No nos hemos preocupado por el principio de precaución. Mucha gente no sabe lo que es; se cree que sólo se aplica a la naturaleza de los animales, pero no, también es aplicable en los niños. Debido a esto se ha seguido implementando una mayor digitalización haciendo oídos sordos a todo esto. Como consecuencia, muchos padres nos dicen que se vive un drama cuando les quitan el dispositivo a sus hijos porque se ponen violentos y agresivos, y es entonces cuando les entregan los teléfonos. Sin embargo, darle a tu hijo el móvil para evitar una pataleta es abrir la caja de Pandora; te estás metiendo en una guerra continua, ya que tu hijo no lo está usando porque sea un vicioso, sino porque está desbordado debido al ejército de ingenieros y diseñadores que hay detrás de estas redes y que están trabajando precisamente para doblegar su voluntad.

— ¿Considera que la tecnología también ha empeorado exponencialmente la comunicación familiar?
— Sí, y lo hemos hecho nosotros. Con la tecnología estamos robando a los niños oportunidades básicas en la vida porque las redes sociales lo que hacen es robar tiempo a las personas. A nuestros hijos les estamos impidiendo adquirir habilidades para enfrentarse a la vida adulta. Es mejor que se aburran porque el aburrimiento tiene un potencial de creación brutal, ya que se pone a activar esa herramienta que tiene encima de los hombros. Además, la mejor inversión que podemos hacer nosotros con nuestro tiempo y nuestra energía es dedicarnos a nuestros hijos en estas etapas porque es garantía de futuro. Cuanto más capacitado esté tu hijo para enfrentarse la vida, menos problemas tendrán los padres también en el futuro.