Cruceristas, este martes por la mañana, en Ibiza. | Arguiñe Escandón

Cientos de personas se entrecruzan a lo largo del mediodía frente a la nueva estación marítima de Botafoc. En una dirección van quienes han llegado por la mañana, ya sea en el Costa Toscana a las 8.00 horas, o en el World Traveller a las 11.00 horas, y vuelven a su crucero donde tienen el servicio de buffet incluido. En la otra dirección parten los recién llegados del Norweigan Viva, que llegan a las 13.30 horas y salen de la estación para desplazarse hacia algún punto de la isla o hacia Formentera.

Ya sea en una dirección u otra, la realidad es que la estación se llenó de gente, más de 8.000 personas, ante la llegada de tres cruceros en solo un día, algo que podría ser el último año que sucede. Hay que señalar que tras el pasado Consejo de Alcaldes, celebrado hace más de diez días, el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, aseguró que iba a dirigirse a la Autoridad Portuaria de Baleares para que no se produjera la llegada de más de dos cruceros en un mismo día debido al efecto de colapso que tiene tanto en la zona de Illa Plana como en las infraestructuras de la isla. A la espera de si esta programación de llegadas «más controlada y planificada» se cumpla de cara a la temporada que viene, la realidad es que a día de hoy siguen produciéndose estas llegadas. Los cruceros suponen una llegada inmediata al puerto de Ibiza de una gran cantidad de personas. Durante la jornada del martes se ha producido la llegada de dos cruceros masivos con uno mucho más pequeño. Mientras que el Costa Toscana tiene una capacidad de hasta 5.236 personas y el Norweigan de 3.099, el World Traveller es un buque de lujo con una capacidad mucho menor: 172 pasajeros. Con todo y con ello da una capacidad máxima de 8.507 personas a las que hay que sumarle toda la tripulación. Esta llegada masiva de personas en un periodo de tiempo tan breve supone la puesta en marcha de una gran infraestructura turística, de servicios y excursiones. Las opciones que se les abren a los recién llegados son múltiples y, de entre todas ellas, la más popular es la del servicio de autobús acuático hasta el centro de la ciudad. Por solo tres euros y medio se ofrecen los billetes de ida y vuelta para una pequeña embarcación que porta hasta el lugar de salida de las barcas a Formentera.

Quienes descartan trasladarse hasta la ciudad y prefieren realizar excursiones, también lo tienen disponible. Esta flota de autobuses preparada para llevar a cerca de medio centenar de personas a alguno de los destinos que se ofrecen: alguna de las playas más conocidas como Cala Comte, Cala Bassa o Platja d’en Bossa. Puntos más típicos de la isla, como Dalt Vila o las cuevas de Can Marçà también son muy reclamados. La temporada de cruceros, como los propios encargados de las excursiones explican, empieza en abril y termina en noviembre. Durante este periodo de tiempo desearían que no sucediera esta llegada de hasta tres cruceros en un solo día: «Satura nuestros servicios y los proveedores no pueden ofrecer más plazas. No hay espacio para más autobuses en el parking ni para otros vehículos» explica Hilaria, empleada de una de las empresas de excursiones de los cruceristas. Sobre una posible limitación, considera que sería «lo ideal», ya que incluso con dos cruceros, si son grandes, ya es difícil ofrecer el servicio.

Dentro de la nueva estación hay más empresas que ofrecen este tipo de servicios. Según explica Romy Mulé, Ceo de FlyVai, es prácticamente la mitad de los cruceristas los que bajan con la excursión ya contratada. El nivel de actividad de los turistas tiene mucho que ver con el tiempo que van a estar en la isla: algunos apenas llegan a las ocho horas, mientras algunos cruceros que salen a las 2 de la mañana pasan unas 14 horas en la isla, con lo cual les ofrece cierta flexibilidad.

Sin embargo, una vez más las opciones más populares son las de playa, donde destacan Ses Salines por ser una reserva natural, y Formentera por su amplia fama, especialmente entre italianos. Los mercadillos como el de Ses Dalies o Punta Arabí también son una opción muy popular, explica. Sobre el posible colapso que se produce con la llegada en un solo día de varios cruceros, comenta que lo cuadran dentro de la operativa de la mejor manera: «Hoy ha estado espaciado, uno a las ocho de la mañana y otro a la una del mediodía, entonces no hemos tenido problemas. Otros días que llegan más cercanos en el tiempo sí es más difícil de gestionar» asegura Romi quien, por la reducida capacidad de uno de los cruceros, no lo tiene en cuenta. Otro de los servicios para recibir esta espontánea llegada de gente es la de los taxistas. Justo antes de que llegue el tercero de los cruceros hay una pequeña comitiva esperando al desembarco.

Según explican, se les remite la información cuando va a haber una actividad excepcional en materia de cruceros para que estén prevenidos y puedan dar el servicio. Sin embargo, la mayoría de ellos consideran que las infraestructuras no son las suficientes para poder cubrir las necesidades. «Está mal organizado porque las salidas se colapsan. Cuando se coincide con los camiones que cargan en barcos que van a la Península no podemos pasar y no hay nadie de Autoridad Portuaria controlando», explican prácticamente al unísono todos ellos. La mayoría de veces cuando se empiezan a acumular los viajes se empiezan a producir retrasos que provocan que se tarde más de 20 minutos en hacer recorridos cortos. En el momento de la descarga también se forman colapsos.

Cruceristas

Los cruceristas no presentan estas preocupaciones y tratan de aprovechar al máximo sus horas en la isla. Los que suelen volver antes a su embarcación son las familias con niños como, por ejemplo, Diego y Vanesa, que junto a sus dos hijos vienen de Barcelona y tienen su próximo destino hacia Palermo, antes de marchar hacia Roma y después a Marsella. Han dado un paseo durante toda la mañana por el centro y como el día no termina de acompañar para ir a la playa, prefieren regresar a su crucero.

Un testimonio muy similar es el de Glen y Jones, una pareja mayor de canadienses. Ellos partieron de Niza y llevan ya dos semanas recorriendo el Mediterráneo. Han paseado durante un par de horas por el puerto de Ibiza y ahora vuelven rápidamente hasta la estación de Botafoc donde un autobús les llevará a un nuevo punto de la isla para exprimir al máximo sus horas en Ibiza.

Al mismo tiempo, una gran familia de italianos, proveniente de Sicilia, también regresa con todos sus miembros hacia el crucero. Partieron de Palermo e Ibiza y es su último destino antes de volver ya a casa. Consecuentemente han aprovechado esta jornada para comprar los últimos detalles y souvenirs antes de volver finalmente a casa, tal y como explica Cristina, una de las integrantes más jóvenes de la familia.