Ana Bella Castaño. | Alejandro Mellon

Dar visibilidad a esta importante profesión es uno de los objetivos principales del Día Mundial de la Fisioterapia, conmemorado en Ibiza este lunes. Ana Bella Castaño (Salamanca, 1973) defiende que jornadas como la de ayer sirven para descubrir a la ciudadanía las múltiples posibilidades de su labor, también fuera de una consulta.

—¿Qué beneficios puede aportar la fisioterapia?

—Es una profesión sanitaria como otras y llevamos años con un grado en Fisioterapia y ya tenemos muchos doctores. Es beneficiosa durante la vida de la persona, desde el nacimiento hasta sus últimos días puesto que existe la fisioterapia pediátrica, en cronicidad, en muchos campos. Con esta jornada, precisamente intentamos dar a conocer los distintos ámbitos en los que trabajamos porque están acostumbrados a vernos en una consulta o en un gimnasio y hay muchos campos para abordar.

—Este lunes se celebró el Día Mundial de la Fisioterapia.

—Y pudimos dar visibilidad al trabajo que realizamos, no sólo en la consulta donde tratamos principalmente patologías músculo-esqueléticas. Hay muchísimos más campos: desde pediatría hasta cronicidad, pasando por oncología. En mi caso, estoy en Atención Primaria en el campo de la promoción y prevención de la salud, saliendo a la comunidad y creando programas para prevenir que los ciudadanos, en la medida de lo posible, eviten entrar en el circuito hospitalario.

—Uno de los talleres que organizaron en Vara de Rey se centró en el paciente oncológico. ¿Cómo se puede ayudar a estos enfermos a través de la fisioterapia?

—Hay programas y profesionales especializados mientras el paciente está con la ‘quimio’, aunque siempre habrá banderas rojas y se hablará con el equipo que atiende al enfermo. Dependiendo de su situación, se intentará evitar la pérdida de masa muscular y mejorar su calidad de vida. Cada paciente es un mundo, pero ya se está trabajando en la propia sala de la quimioterapia intentando que el enfermo libere endorfinas, que el propio ejercicio físico ya las propicia y eso hace que se sientan mejor. Ahora también se está empezando a trabajar en el abordaje del dolor crónico puesto que el 80% tiene o va a tener dolor lumbar. Así, el dolor crónico abordado desde el ejercicio y la neurología del dolor serán los últimos avances que se pondrán en práctica.

—Con los trabajos actuales, sedentarios en muchos casos, habrá aumentado el número de pacientes.

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—Se hace más evidente la importancia de la fisioterapia y no sólo por los trabajos sedentarios, también por las nuevas tecnologías. Se hace necesario en tratamientos; por posibles sobrecargas posturales y    también en la incentivación de un buen ejercicio físico para conseguir un correcto tono muscular, preparando el cuerpo para el trabajo que uno desempeña. Lo que intentamos es acercarnos al usuario y a veces es difícil, salvo en la sanidad privada donde el usuario pueda acceder al fisio fácilmente. Lamentablemente, en la pública somos pocos fisioterapeutas, por lo que debemos intentar mejorar circuitos para ser más accesibles al paciente.

—¿La gente opta por acudir al fisioterapeuta para prevenir dolencias o sólo se acuerda cuando ya siente el dolor?

—Creo que lo van entendiendo y saben que pueden acudir a nosotros como quien va al dentista a una revisión. Suele venir más gente que trabaja en oficina o que hace deporte, que es la rama en la que más se nos conoce. Tenemos, sin embargo, un sector de mediana edad que todavía sólo ve la figura del fisio cuando sufre una lesión, no para prevenir y evitar que, por ejemplo, una artrosis vaya a más.

—¿Cada cuánto se debería acudir a consulta?

—No hay una norma establecida porque cada uno debe ser responsable de su autosalud. Si se tiene un trabajo que requiere de una postura muscular determinada, es lo mismo que cuando los futbolistas hacen la pretemporada y yo me pondría en manos de un profesional para que me indicara si es mejor trabajar unos músculos que otros. Si cada dos meses hay sobrecargas, la idea es que el usuario acuda al fisio. Aquí estamos para acompañar.

—También para la gente mayor será fundamental su asistencia.

—Es beneficioso y, no sólo para las personas que están en cama, también para personas que no pueden acudir a un centro. Hace un año que contamos en cronicidad con un fisio que se dedica a acompañar a personas en sus casas que igual han sido operadas y no son subsidiarias de acudir cada día al hospital. Tanto al paciente como a la familia se les dan consejos, ejercicios o recomendaciones posturales para mejorar la calidad de vida y su tono muscular. Para la gente mayor no encamada también tenemos programas de prevención de caídas, incentivándolos a que sigan lo mejor posible funcionalmente y con el menor dolor y para ello es fundamental el movimiento y el ejercicio.

—¿Sufren en su sector el problema del intrusismo?

—Como en todas las profesiones y en fisioterapia, mucho más. Cada vez la gente está más concienciada de cuándo vas a un masajista por placer o para relajarte o cuándo vas a un preparador físico. Hay que diferenciar muy bien todos los campos y cada competencia. Todos nos tenemos que ayudar, pero en fisioterapia a veces se hacen masajes y trabajos terapéuticos sin tener una formación sanitaria y lo estamos viendo en patologías y lesiones que deben ser tratadas por un fisioterapeuta. El Colegio balear está muy pendiente de estos casos de intrusismo.