Imagen de archivo de los desalojados durante la primera entrada al solar para recoger sus enseres. | Irene Arango

Varias personas desalojadas de Can Rova continúan en el exterior del asentamiento ilegal durante todo el día porque todavía no se han resignado a abandonar la que ha sido su casa durante meses. Además, tal como indicaron, hacen guardia fuera del solar para evitar que «otros civiles roben por la noche las pertenencias que todavía tienen dentro del terreno». En este sentido, la portavoz de las familias expulsadas del solar destacó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que este colectivo seguirá luchando por sus derechos ante el Ayuntamiento de Santa Eulària.

«No nos vamos a mover del asentamiento ni nos vamos a ir a la Península. Lo que pedimos al Consistorio es un terreno municipal con suministro de luz y agua para que todos nosotros podamos vivir en un espacio dignamente con nuestras pertenencias», afirmó Ana, mientras retiraban de esta zona de Can Negre el contador ilegal que transportada el agua a la ducha que habilitaron estos vecinos.

«Muchos de nosotros seguían utilizando esta ducha», destacó, haciendo hincapié en que en el centro provisional de sa Joveria del Consell d’Eivissa no han autorizado estos espacios de baño.

Reglas de convivencia

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En esta línea, insistió en la necesidad de poder disponer de un terreno público con un generador eléctrico en el que se establezcan «reglas de convivencia».

«No queremos asentarnos en parkings de la isla; tenemos derecho a una vivienda digna como la que teníamos», destacó. Asimismo, Ana agregó que han entrado varias personas al asentamiento estos últimos días, con el «beneplácito de la Guardia Civil», y han robado algunas de las pertenencias de los desalojados e incluso la portavoz señaló que «un civil cualquiera orinó sobre su pequeña embarcación», la cual todavía está dentro del solar. «Lo tengo todo en regla, pero no pude sacar mi barco del terreno durante la última entrada», apuntó Ana, al mismo tiempo que destacaba la desprotección que sienten todos estos afectados desde que fueron desalojados hace ya 10 días. «Tengo que compartir habitación con ocho personas más en el centro de sa Joveria y las personas vulnerables, que se encuentran en el centro Nazaret de Cáritas, tienen que abandonar este espacio desde las 9.00 hasta las 22.00 horas», lamentó. En relación a los servicios habilitados por el Ayuntamiento de Santa Eulària como, por ejemplo, la presencia de una trabajadora social en las oficinas de Puig d’en Valls o la asistencia de una psicóloga para menores, esta portavoz indicó que para la mayoría de las personas expulsadas del solar, que están desperdigadas viviendo en la calle, es imposible poder desplazarse a hasta estas dependencias porque tienen sus enseres en la vía publica a la vista de todos.

Sin ir más lejos, esta mujer destacó que cerca de 150 personas, de los 300 vecinos que vivían en este asentamiento en un principio, pernoctan en sus furgonetas y caravanas en el bosque e incluso en carpas instaladas en Sant Jordi o en la parcela comercial de IKEA.