Juan Bravo, vicesecretario de Economía del Partido Popular. | Moisés Copa

El PP de Ibiza ha celebrado este fin de semana su conferencia política con el turismo como protagonista. Entre los participantes ha destacado la presencia del vicesecretario de Economía del partido, Juan Bravo (Palma, 1974), quien tiene claro que el turismo es una de las grandes bazas de España pero que es necesario mejorar la comunicación entre el sector y la sociedad para que esta sea consciente de su peso en la economía nacional. Bravo es de esos políticos que tiene claro eso de que dato mata relato y se muestra partidario de que las soluciones a los principales problemas de los españoles se tomen por consenso, no solo entre los partidos, sino con la colaboración del sector privado.

—Las protestas contra el turismo se suceden por toda España. ¿Qué cree que se ha hecho mal?

—Cuando hablamos de turismo tenemos que decir que es más del 12% del PIB. Esto significa más de 120.000 millones de euros de ingresos para el país. Significa más de 2,8 millones de puestos de trabajo, o sea, un porcentaje muy alto. Significa una imagen de país a nivel internacional muy importante. Pero hace falta que el dato supere al relato. Tenemos que contarlo y, además, tenemos que escuchar porque es cierto que el turismo también genera lo que algunos denominan externalidades negativas. Esto nos tiene que hacer sensibles a la escucha para así poder buscar soluciones. Quizás también la queja de la ciudadanía se focaliza sobre el turismo cuando realmente no se están buscando respuestas a otras cuestiones como la vivienda. Estamos hablando de un país que construye unas 100.000 viviendas cuando tendría que estar construyendo unas 180.000 al año para poder atender las necesidades. Esto nos tiene que hacer ver que no es un problema del turismo sino una falta de gestión por parte de las administraciones públicas en esa respuesta. Renfe tiene ahora problemas, retrasos, colas en estaciones como Chamartín. Alguien puede vincular esto al turismo pero realmente está vinculado al dato y a la gestión. Nos quedamos en el relato y no hay gestión.

—Hay un sensación de desmoronamiento del país y esto se ve mucho en las redes sociales.

—Las redes aportan mucho para abrir ventanas al mundo y, a la vez, aportan mucho debate, tanto en positivo como en negativo. Pero hablar de turismo y pensar en desmoronarse no tiene sentido. Somos un país líder a nivel mundial en turismo. Hemos tenido 85 millones de visitantes. El covid nos ha hecho ver que, sin turismo, el país se cae. El mensaje de ataque al turismo parece que está más orientado desde una visión política que desde una visión de la gestión o del éxito. La Selección ha ganado la Eurocopa y eso es un gran éxito. Se han acabado las camisetas de la Selección. Alguien podría ver eso como un fracaso. ¿Lo es? Quizás nos tiene que servir para mejorar y ver que la gente responde mucho mejor de lo que nosotros pensamos. Pero lo que no vamos a decir es «qué pena que la Selección ha ganado la Eurocopa». El turismo está lleno de retos y hay que escuchar. Y, cuando hablamos de la sostenibilidad, hemos de hablar de una triple sostenibilidad: social, medioambiental y económica. Si las tres no van de la mano, no hay ni sostenibilidad ni progreso. La parte política y la parte privada hemos de ser capaces de explicar a la sociedad por qué es bueno el turismo o cuánta gente en Baleares no trabajaría si no hubiera turismo. Y por supuesto que hemos de hablar de buscar elementos compensadores cuando hablamos de las afectaciones que se producen por la llegada de gente o por el uso de los recursos naturales. Pero no creo que haya ningún país en el mundo que, siendo líder en algo, renuncie a ello y haga campañas internas para atacarlo.

—La turismofobia es una realidad. ¿Qué peso han tenido en esto políticos como Ada Colau, desde la Alcaldía de Barcelona, o Alberto Garzón como ministro? El Gobierno de Pedro Sánchez tampoco ha hecho nunca una defensa cerrada del sector.

—¿Vivieron mejor o peor los barceloneses con Ada Colau? Sin hacer mucho análisis, vivieron peor y por eso ella salió. Hay mensajes que parecen positivos y no lo son. Por ejemplo, si yo me muevo por la ciudad y no hay mucha gente, me muevo más cómodo. Pero, si no hay gente, ¿qué pasa? Todo tiene ventajas e inconvenientes. Y, en el caso del turismo, yo creo que la balanza es positiva. Es como cuando Garzón atacó al turismo y a otros sectores o cuando dijo lo de no comer carne. Es por un gran desconocimiento. Si tú crees eso, dígame tres medidas tomadas por Garzón o por el Gobierno para corregir la situación. El Gobierno ha tenido 163.000 millones de euros de los fondos Next Generation y en un sector en el que somos líderes como es el del turismo ha puesto 3.900 millones. Si tanto cambio había que producir, ¿por qué solo ha puesto 3.900 millones de 163.000 millones? No parece muy lógico. Parece que lo que queremos es que no haya crecimiento, que no haya oportunidad para el emprendedor, que no haya oportunidad para la marca España fuera. En Baleares tenemos hoteleros que son referencia a nivel mundial. ¿Nos parece mal? Yo le preguntaría al Gobierno por qué no somos el país más potente del mundo en formación en el ámbito del sector turístico. La educación y la formación son el camino de las oportunidades, el mejor ascensor social. ¿Ha hecho algo el Gobierno en este sentido? Yo no lo he visto. Solo critica. Por cada euro que inviertes en formación generas 2,27 euros. Fíjese si hay oportunidad. ¿Hemos visto algún mensaje de esto? Lo suyo sería trabajar conjuntamente con el sector para sacar el máximo provecho de lo que tenemos. Pero eso yo no lo he visto. Se hacen ataques desde el desconocimiento, desde la ideología y sin datos.

—Ibiza ha pasado de tener zonas turísticas a ser una única zona turística en la que los precios de absolutamente todo se han disparado y, además, durante los 12 meses del año. Los sueldos, por el contrario, son bastante normales, por no decir tirando a bajos. ¿Es esta situación sostenible?

—Son los elementos que hay que analizar para ver cómo se pueden corregir. Los precios están disparados en toda España. La cesta de la compra ha subido en torno al 35%. Hay productos que han subido el 100%. Cuando se suben los costes sociales, cuando no se desflacta la tarifa del IRPF, cuando tenemos elementos de no control de los costes porque hacemos mucha burocracia, todo esto repercute. Cuando el Gobierno dice que la economía va como un cohete, resulta que las rentas medias están peor que antes. Los pensionistas, los trabajadores de la clase media y los funcionarios han perdido en los tres últimos años entre 900 y 3.000 euros de poder adquisitivo. España, no solo Ibiza, ha pasado de estar casi en la convergencia con Europa a estar por debajo del 90%. Hemos empeorado. Si le suma los desequilibrios que no se están corrigiendo desde el Gobierno central, provoca este tipo de situaciones. Si se hubiera deflactado la tarifa del IRPF, los ciudadanos de Ibiza, como los del conjunto de España, tendrían más dinero disponible. Son desequilibrios como el del incremento de los costes. La inflación ha incrementado desde 2019 a hoy por encima del 19%. Y los sueldos, como bien dice, no han subido un 19% pero sí lo han hecho las cotizaciones sociales y el IRPF. Sector privado y sector público deben sentarse a analizar qué es lo que hemos de hacer conjuntamente para intentar corregir estas deficiencias, aprovecharnos al máximo de lo bueno y buscar cómo eso bueno se puede usar para que la gente esté mejor. De nada nos sirve que el turista esté muy bien si el ciudadano no lo está. Y de nada nos sirve que el ciudadano esté muy bien si no vienen los turistas porque, al final, el residente estará mal.

—En la isla, como en buena parte de España, el precio de la vivienda es un disparate absoluto. Tenemos cada vez más asentamientos de caravanas, tiendas de campaña y chabolas y las medidas que se están tomando no tienen efecto de momento. En lo relativo al alquiler, el PP lo confía todo a dar más seguridad a los propietarios y construir vivienda pública. ¿No hay soluciones más rápidas?

—Cambiar la Ley de la Vivienda, por ejemplo. Ahora mismo, tanto en Ibiza como en España, hay un montón de viviendas que están desocupadas. Eso es por inseguridad. Imaginemos que, en el mejor escenario, la Ley de Vivienda se ha hecho con la mejor voluntad posible, pero los datos de organismos independientes dicen que hay menos vivienda en alquiler y más cara. Eso son datos objetivos que demuestran que la ley no ha funcionado. Por lo tanto, busquemos una ley diferente. En segundo lugar, tenemos un problema de okupación que hace que la gente, ante la inseguridad jurídica, no quiera alquilar. Cambiemos la ley y hagamos algo. En tercer lugar, la fiscalidad. Si necesitamos que la gente ceda sus inmuebles en alquiler y a unos precios asequibles, hagamos una fiscalidad atractiva. Esto ya lo tuvimos en España. El alquiler a jóvenes suponía que el propietario pagaba 0 por el rendimiento que obtenía porque era una necesidad. En el corto plazo, necesitamos elementos que actúen. Y a medio plazo, hay que empezar a construir. Si se construyen 90.000 o 100.000 viviendas al año y hacen falta 180.000, se produce una tensión de entre 70.000 y 80.000. Esto repercute en un mayor precio, menos disponibilidad y más tensión. Y, como bien explicaba usted, deriva al resto y nos quejamos del turismo o de la Administración. A mi problema, que es la vivienda, que es un derecho fundamental, no encuentro respuesta. Aquí me hablaban hoy de un solar para cuyo uso se ha pedido autorización al Gobierno y este no la ha dado. No puede ser. El dato mata al relato. No hay porque no se quiere poner a disposición terreno para hacer. Y eso tendría que estar hecho en tres años. Pero, si no se toman estas medidas, en tres años y usted y yo estaremos hablando de lo mismo. Y eso que el Gobierno prometió 200.000 viviendas y aún no está en marcha ese proyecto.

—El alquiler turístico ilegal es ahora mismo el principal factor de distorsión del mercado del alquiler residencial. Cada comunidad está tomando sus propias medidas para luchar contra esta lacra, aunque con resultados dispares. ¿No deberían acordarse las mismas medidas en todo el país?

—Los estudios dicen que los turistas que vienen gastan el 19% en la vivienda turística y el 81% en la economía del territorio al que van. No es un mal concepto. ¿Está provocando dificultades en la vivienda? Sí, pero es más porque mucha gente, por la falta de protección de la Ley de Vivienda, ha decidido cambiar a esto. Y hay mucha gente que lo está haciendo de manera ilegal. Lo que procedería es sentarnos y trabajar conjuntamente para eliminar del mercado a aquellos que lo hacen de manera ilegal. Los que lo hacen de manera legal están controlados y ahí no hay problema. El problema es la cantidad de gente que, ante la desesperación, utiliza esto. Por eso el PP y José Vicente Marí están coordinando con las comunidades autónomas en las que gobernamos una propuesta para intentar, de manera uniforme, dar respuesta. Ojo, esto no lo pide solo la ciudadanía, lo piden también el sector hotelero y el de las viviendas turísticas. El que lo hace bien y cumple con todo quiere que todo el mundo cumpla para que todos jueguen con las mismas reglas y poder tomar decisiones en los ámbitos en los que se produzca tensión.

—En Ibiza preocupa mucho el intrusismo en general y el presidente del Consell, Vicent Marí, ya puso en marcha en la anterior legislatura el departamento para luchar contra este problema. ¿Se da esta situación en otros puntos de España o es algo que nos afecta especialmente a nosotros?

—Afecta a todos los territorios pero creo que lo que ha hecho Vicent Marí para sancionar a aquel que no cumple y no aporta está muy bien. El que no cumple con una cosa suele no cumplir con las demás. Y eso va en perjuicio de todos porque, si tú aportas, el ayuntamiento, la comunidad autónoma y el Estado luego pueden trabajar por los ciudadanos. El que no aporta, además, compite de manera deshonesta con el resto. Creo que es un enorme acierto hacer este departamento, publicitarlo para que la gente lo conozca y llevar un control. La gente tiene que entender que haciendo las cosas bien, cambia todo el mundo.

—Otra medida contundente del Consell es la limitación de acceso de vehículos a la isla a partir de 2025.

—Creo que lo que se está haciendo muy bien, antes de nada, es analizar los datos para ver luego cuál es la respuesta que se tiene que dar. En segundo lugar, hacerlo compartido con el sector. Y, en tercero, esto, lógicamente, va a llevar una exigencia de mejora de la movilidad. Si establecemos una limitación, tenemos que ser capaces de dar respuesta a la movilidad que la gente va a tener. Generalmente, cuando a la gente le das alternativas, utiliza el transporte público y, además, entiende que la vía del vehículo particular es cada vez más complicada por el consumo de recursos y tiempo. Si se tiene en cuenta todo esto, seguro que la limitación será un éxito.

—A nivel nacional, Sánchez dice que la economía va como un cohete pero ahí está el paro juvenil, la imposibilidad de acceder a la vivienda o una clase media que parece que quieran hacer desaparecer. ¿Cómo valora usted la situación actual?

—La economía va como una moto pero para ellos, que siguen en el Gobierno y es lo que buscaban. Es muy preocupante cuando escuchamos a la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, decir, en una respuesta a José Vicente Marí, que las clases medias en España son las que ganan el salario mínimo (SMI). El SMI es un recurso que tendríamos que sentirnos orgullosos si conseguimos que la gente no esté en ese nivel y esté muy por encima. Ese es el éxito y no decir que la gente ha de cobrar el SMI. Yo lo considero un fracaso.

—Supongo que forma parte de las artimañas con la que este Gobierno manipula a la sociedad.

—Pero fíjese que la que lo dice no cobra el salario mínimo. Es muy fácil apuntar desde una posición muy elevada. Ella no cobra el SMI. Vive en una casa oficial. No digo que esté mal. Pero decirle a los españoles que la clase media es la que cobra el SMI, suena más a otros países, no a la España que nosotros queremos. Esa no es la España que ellos dicen que va como un cohete. ¿Ir como un cohete es que las clases medias pierdan poder adquisitivo, paguen más impuestos o que ganen 15.800 euros al año? ¿De verdad? Esta es la realidad y este es el destrozo que el Gobierno de Sánchez está haciendo.

—¿Y cómo cree que evolucionará el país en el futuro?

—Quiero ser optimista y quiero pensar que nuestra economía irá bien. Pero no olvidemos que nuestro crecimiento se está produciendo contra deuda. En 2023 España creció un 2,85% y ha hecho un déficit del 3,26%. Es como decir de una familia que ingresa 25.000 y se ha endeudado en 36.000. estaría peor en 11.000.

—Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que se nos decía que crecer por debajo del 3% era una crisis.

—Correcto. Encima ahora crecemos con deuda. Tenemos 163.000 millones de euros de fondos europeos y nos estamos endeudando en 70.000 millones de euros cada año. Entonces, ¿en qué se está gastando el dinero este gobierno? En gasto político superfluo. Portugal ha crecido un 2,3% y ha hecho superávit. Si miramos el crecimiento de España, que fue un efecto rebote como consecuencia de la caída que provocó el covid, lo que vemos es que cada año crecemos menos. Y otros países de la UE van creciendo. Si miramos el acumulado desde 2019, resulta que España está en la cola de los países de la UE en crecimiento. Ahora hemos crecido un poco más pero fue porque caímos más que nadie. Es un efecto rebote. Ellos lo quieren vender como que la economía va como una moto pero los datos están ahí. Las clases medias están peor. El Gobierno lo que hace es buscar culpables: problema con la factura de la luz, culpables las energéticas; problema con las hipotecas, culpables los bancos; hay un problema que tengo que tapar, me meto con la gente a la que la vida le va bien y tiene más ingresos; hay un problema con mi entorno personal político y de corrupción, pues me saco un tema de la chistera y empiezo a atacar con la turismofobia.