Vista del interior del terreno de Can Rova. | Toni Planells

Con lágrimas en los ojos, pero sobre todo en el corazón. Así describe la ibicenca Alicia la situación que están viviendo las 300 familias que viven en autocaravanas, chabolas y tiendas de campaña en el asentamiento ilegal de Can Rova, en la zona de Can Negre, tras conocer que el Juzgado de Primera Instancia número 5 de Ibiza ha fijado para el día 10 de julio el desalojo de estas infraviviendas. «Hay algunas familias que tienen miedo porque nos quedamos en la calle. No entendemos por qué nos quieren echar; nosotros no hacemos daños a nadie», explica esta valiente mujer, quien afirma que ha tenido que hacer frente a muchas dificultades y problemas en su vida. «Hemos creado aquí una comunidad entre todos nosotros; nos ayudamos y nos apoyamos. Vivo en mejores condiciones que antes», subraya, recordando cómo, debido a la problemática de la vivienda, ha tenido que vivir junto a su hijo de 10 años en un piso con varias personas. «He estado durante cinco años compartiendo espacio con inquilinos irrespetuosos que nos hacían la estancia muy desagradable», apunta, resaltando que ambos llevan viviendo en este    cámping ilegal tres meses.

Abandonar Ibiza

En este sentido, lamenta con lágrimas en los ojos que si este desahucio se efectúa se verá obligada a irse a la Península porque es «imposible poder acceder a un alquiler en Ibiza». Sin ir más lejos, Alicia relata que es taxista y cobra durante la temporada alta unos 2.000 euros mensuales, pero no encuentra habitaciones por menos de 1.200 euros. Además, también denuncia que los particulares no quieren alquilar el inmueble a familias con hijos. «Antes de alquilar esta parcela en el solar de Can Rova tuve que dejar a mi pequeño con unos amigos de confianza y vivir en mi coche. No veo ningún futuro aquí y me tendré que ir porque no nos permiten estar en nuestra isla. Una isla que recibe al turista con los brazos abiertos, pero a nosotros nos expulsa», añade esta mujer. Respecto al propietario que está explotando este solar, Alicia explica que gracias a este hombre todas estas familias tienen una parcela para poder vivir, aunque esté ofreciendo este terreno de forma «irregular».

«Mentiras»

«Nos abrió las puertas de su casa. Sabemos que está preocupado y se encuentra entre la espada y la pared tras el aviso del juez», destaca e indica, además, que han salido muchas mentiras sobre él porque en ningún momento se está lucrando de la situación. Sin ir más lejos, Alicia precisa que hace nada el propietario se gastó mucho dinero en la ampliación del suministro eléctrico. «El martes tuvimos una reunión todos los moradores para hablar de la situación. Todos somos trabajadores que se levantan a las 06.00 horas para ir a su empleo. Muchos de ellos son latinos que han venido a la isla a trabajar y enviar dinero a sus familias», subraya Alicia, al mismo tiempo que adelantaba que si hace falta se movilizarán para no tener que abandonar su casa y este solar que se ha convertido en una comunidad de vecinos. «No entendemos cómo puede existir tanta inhumanidad; no hacemos daño a nadie ni tampoco estamos expuestos a un mayor riesgo. Es más, cuando accedieron los técnicos de Servicios Sociales para comprobar la situación de los menores, observaron que este espacio está «limpio y cuidado».