Los nervios que pudieran sentir Mariano y Emilio justo antes de la misa de domingo se desvanecieron rápidamente al comprobar que todo, en el fabuloso belén de la parroquia de Jesús, funcionaba según lo previsto. Ellos son dos de los cuatro obreros que, junto al párroco José Martínez, han trabajado intensamente en estos últimos días para instalar el nacimiento que este domingo quedó inaugurado y bendecido.
Emilio explicó que comenzaron a trabajar en él este pasado lunes y han sido muchas las horas dedicadas a su instalación.
Aunque en la iglesia de Nuestra Señora de Jesús siempre se ha colocado un pesebre durante las fiestas navideñas, desde hace «cuatro o cinco años» prácticamente el belén ha doblado su tamaño, ocupando una de los espacios laterales del templo.
«Lo más difícil es la parte técnica», señaló Emilio.
El obrero relató, orgulloso, cómo al encenderse se recrea lo que sería una tranquila noche alrededor del establo donde nació Jesús. Posteriormente, unas luces se iluminan para indicar que ha llegado el alba. Minutos después, y coincidiendo con una jornada diurna, comenzarán a funcionar un molino, el taller del alfarero e incluso alguien cocinará un cerdito que dará vueltas sobre un fuego. Incluso, una noria con una mula girará continuamente hasta que, de nuevo, llegará la noche sobre Belén.
Un castillo, cuya puerta se abre y cierra todo el tiempo, el río con agua o una lavandera, forman parte también del nacimiento adornado con todo lujo de detalles. Sólo falta el Niño Jesús que no será colocado hasta la noche del 24 de diciembre.
Rodeando el poblado de Belén, puede verse además una gran lona recreando Es Puig de Missa, la zona de Dalt Vila y la propia iglesia de la localidad.
Mariano destacó que todo el musgo utilizado es reciclado, aclarando que «no hemos ido a estropear el bosque y además este año, debido a la falta de lluvias, tampoco creo que hubiéramos encontrado».
Elsa y Antoñita, dos vecinas de la localidad, reconocieron que el belén es «precioso» y «muy completo».
Los obreros Mariano, Pepe, Juan y Emilio aseguraron que, una vez pasadas las fiestas, no sienten una especial pena a la hora de desmontar el belén, aunque en estos días sí es mucha la satisfacción que tienen al comprobar lo bien que ha quedado el nacimiento instalado en la iglesia de Jesús.
El diácono Yásser Peña, ordenado hace pocos días en este mismo templo, destacó también el gran trabajo realizado y aprovechó para comentar la buena acogida que ha recibido por parte de los vecinos de la localidad después de incorporarse a determinadas labores en la parroquia.
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