La cafetería Es Baladre, en Ibiza, acaba de abrir sus puertas y los primeros clientes desayunan tranquilamente. Parece una mañana más, si no fuera por el hecho de que este conocido establecimiento de Vila cierra sus puertas. El motivo es que Miguel Cuesta, su responsable, ha decidido jubilarse, aunque nadie diría que le toca ya por edad. "Tengo 65 años. Son muchos años aquí y después ya haré otras cosas, aunque más tranquilo. Los clientes me dicen que soy muy joven para jubilarme", destaca.

Cuesta afirma que se ha levantado "como siempre" y explica que no ha pensado en preparar nada especial, tan sólo "algunas invitaciones a los clientes".

Según relata, en 42 años ha visto "de todo", desde una pandemia a crisis de todo tipo, aunque "hemos aguantado". "Es complicado aguantar, pero teniendo buenos clientes y gente que me ha ayudado, hemos podido resistir", añade.

Tiempo atrás llegaron a ser cinco trabajadores frente a los tres actuales. Según reconoce, no ha sido nada fácil encontrar empleados competentes, dispuestos a aprender y a trabajar. "Hasta los 90 hacíamos tapas y bocadillos. Ahora hacíamos más menús y bocadillos", puntualiza Cuesta, recordando que en los últimos años han abierto menos horas al día.

Entre su fiel clientela, decenas de trabajadores de las empresas cercanas echarán de menos a partir del lunes dónde poder tomar un buen café o un suculento menú. "Empezaron costando hace 20 años unos 5 euros y ahora ya estaban a 16,50", explica también.

Cuesta cree que el propietario del local alquilará el espacio a alguna conocida franquicia.

"Te tiene que gustar mucho este negocio para dedicarte a ello porque es muy esclavo>>, concluye.
Michelle es la joven camarera que en los últimos cinco meses ha atendido a centenares de clientes de Es Baladre. Según afirma, la experiencia ha sido "muy buena", principalmente porque a diario ha tratado con la misma gente y cree que se terminan creando ciertos vínculos con personas a las que se ve todos los días. En breve regresará a Madrid, aunque reconoce que "de Ibiza me ha gustado todo".

Anna y David son una pareja de Gerona que ha venido a pasar el puente para visitar Ibiza por primera vez. Son de los primeros clientes en desayunar en Es Baladre en esta mañana tan especial. Ambos han elegido la cafetería por casualidad, aunque se muestran contentos de haber formado parte de este último día en Es Baladre.

Julio, en la terraza, recuerda cómo él y su pareja llevan viniendo a la cafetería 32 años, principalmente los sábados cuando tienen más tiempo para relajarse y tomar algo.

"Me da mucha pena que cierre porque llevo muchos años desayunando o comiendo aquí", señala.
En otra mesa, tres vecinos de Ibiza: Inma, Eulalia y José Antonio, recuerdan cómo prácticamente han estado acudiendo a Es Baladre a diario durante los últimos 40 años. Mientras desayunan, comentan la pena que les da que vayan cerrando en Ibiza los "sitios de toda la vida" y lamentan también que en la ciudad cada vez es más difícil encontrar negocios con años de historia y atendidos por gente conocida.

Alba y su madre Mari son también clientas habituales. Si la primera lleva 20 años desayunando en la cafetería todos los sábados, su madre relata cómo comenzó a ser clienta de este establecimiento hace más de 40. Al haber trabajado muy cerca durante años, esta familia de Vila rápidamente se convirtió en una de las usuales de Es Baladre.

A partir del lunes, muchos trabajadores y vecinos de Vila añorarán tomar el aperitivo o un buen desayuno en esta céntrica terraza de Ibiza.