La calle Ibiza Penta-Clu. | Toni Planells

La calle Ibiza Penta-Clu se recorre en paralelo la carretera del aeropuerto en su paso por el pueblo de Sant Jordi. En sus pocos más de 300 metros de longitud, esta calle reúne un alto porcentaje de los comercios del pueblo, circunstancia que lleva a una alta circulación de vehículos y peatones. El centro comercial Can Palerm alberga buena parte de estos comercios, desde el supermercado hasta la cafetería, a la vez que el gimnasio Nirvana. En el segundo bloque de esta calle, el edificio Las Olas, podemos encontrar el popular restaurante Es Timbal, el restaurante mexicano Los Tacos, así como la tienda de deportes Trideporte o la sede de Marsan en Ibiza.

En el tercero y último de los edificios de esta calle, la agencia de Viajes es Freus, la pastelería Valencia o la tienda de productos para mascotas La Mascota de Sant Jordi, comparten bloque con la sede de Caixabank.

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«Esta parte de la calle es un desastre», declaraba José Vicente, que regenta el restaurante Ara Anam!, a pocos metros, «pases a la hora que pases, hay coches aparcados en doble fila. Si tienes la suerte de encontrar aparcamiento, tienes muchas papeletas para que, al volver, te encuentres con el coche encerrado por otro en doble fila». Pagona pasea por esta zona muy a menudo con su mascota, Sept, y coincide con José Vicente a la hora de describir la circulación en esta calle como «un caos, vengas a la hora que vengas, siempre hay coches en doble fila». Sin embargo, justifica su afición a pasear por esta zona «porque tiene unas aceras muy anchas y cómodas».

Por las mismas aceras pasean muy a menudo Esperança y sus amigas a la salida del gimnasio en el Club de la Tercera Edad. De nuevo, las quejas en su conversación giran entorno al aparcamiento de la zona, «aquí no podemos aparcar nunca. Sin embargo, han hecho un aparcamiento que está demasiado lejos y a las personas mayores que vamos al médico o a la compra nos cuesta mucho llegar». En el debate entre las amigas de Esperanza surgen ideas como habilitar un aparcamiento en los terrenos que hay a pocos metros: «Detrás de la ferretería no nos costaría tanto llegar allí cargadas con la compra». Una de las conclusiones de la tertulia entre las veteranas amigas sobre la saturación de vehículos en esta zona es que «esto es el aparcamiento del aeropuerto. La gente aparca aquí su coche y se va al aeropuerto en el autobús para irse de viajes. Claro, los coches se tiran aquí semanas enteras ocupando sitio y los residentes de aquí nos quedamos sin sitio».

Otro grupo de amigas, estas menos veteranas, también abren debate sobre el tema en esta calle. En esta ocasión, solo una de ellas, Aysha, es residente en la zona y acababa de recoger a sus amigas en el aeropuerto antes de parar en «la mejor calle de Sant Jordi» para comprar un bocadillo de anchoas en la pastelería Valencia. «Tienes de todo concentrado en la misma calle, desde barecitos a restaurantes y pastelerías», argumenta la vecina de ses Salines. A la hora de hablar sobre la falta de aparcamiento, pese a que su amiga Alexandra apenas llevaba unos minutos en esta calle, aportaba una clave al respecto, «vengo de Tenerife y también pasa eso. No es un problema de falta de aparcamiento, es un problema de overbooking de gente. Si te fijas, el aparcamiento está bien gestionado en toda la calle; lo que hay demasiados coches». Iris, que viene de Badalona, también pisaba esta calle por primera vez y su primera impresión al respecto es positiva, «hay todo tipo de servicios y de locales. También bastante ambiente de gente y tranquilidad», concluye.