«No puede estar quieto. Tiene constantemente impulsos que no puede controlar. Pero lo que más nos preocupa es que no tiene miedo a nada y se puede hacer daño», explica la presidenta de la Asociación de personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad de Eivissa y Formentera (TDAHEF), Paquita Serra. Una afección del neurodesarrollo que incluye una combinación de problemas, tales como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo.
Esta mujer es la madre de Xicu, un niño de ocho años que a los seis fue diagnosticado de TDAH. Desde ese momento se preguntó qué es lo que podía hacer ella para ayudar a personas como su hijo. Y hoy, dos años después del diagnóstico de Xicu, Paquita Serra puede decir que, gracias al apoyo de su marido y familiares y la colaboración del resto de socios, en total 30, Ibiza puede contar con una sede de la Asociación de TDAH en el polideportivo de Can Guerxo. Subraya que el 4 de junio presentaron esta entidad y que actualmente hay 20 usuarios: 17 niños, 2 adolescentes y una adulta. «Además de tener un logopeda y un psicólogo, los usuarios tienen acceso a las diferentes técnicas de estudio para que les cueste menos concentrarse», indica esta perseverante mujer. Un servicio que desde la asociación quieren ampliar con un psicólogo más.
Por este motivo, la entidad contempla la solicitud de ayudas y subvenciones para impulsar este centro y las diferentes acciones. «Todo lo recaudado se invierte en la propia asociación. Sin ir más lejos, el 26 de noviembre tenemos una comida solidaria en el cruce de Sant Rafel destinada a afianzar todas las herramientas de ayuda que ofrece el centro», adelanta Paquita a Periódico de Ibiza y Formentera en la plaza de la iglesia de Sant Jordi tras dejar a su hijo en el colegio.
Sus cerebros sueltan chispas
«Si coges una batería y unes el cable rojo y el negro el coche se enciende, pero si conectas dos conectores iguales hace chispas. Pues en el caso de estos pacientes es como si conectaras dos positivos», explica Paquita Serra haciendo hincapié en que estas «chispas» ocurren en el lóbulo frontal, el más grande del cerebro, puesto que en esta zona se lleva a cabo la mayor parte de las funciones mentales cognitivas y control de impulsos. Sin duda, desde que Paquita conoció el diagnóstico de su hijo no ha dejado de luchar, de leer e informarse continuamente sobre el TDAH: sus causas, síntomas, secuelas, consecuencias y tratamientos. Lo mismo le pasó a otra de las madres que pertenece a esta asociación.
Esta mujer, que prefiere no revelar su nombre, tiene un hijo de 10 años diagnosticado de TDAH. «Le identificaron este trastorno hace dos años, pero hacía tiempo que tenía síntomas de falta de atención», explica esta madre. En este sentido, recuerda cuando su hijo tenía cuatro años y la profesora de natación criticaba que su pequeño siempre era el último en vestirse. «Me decían que tenía que fomentar su autonomía. Siempre me exigían mucho sin pensar que mi hijo podría tener algún tipo de trastorno», apuntó mientras explicaba que la maduración cerebral, en estos casos, se reduce un 30%. «Es importante señalar que cada niño con TDAH es diferente a otro y, por eso, los tratamientos también son distintos. En mi caso, la psiquiatra le recetó una leve medicación para tratar este trastorno y estoy muy contenta», explica.
Recuerda que antes su hijo se levantaba en clase y no se podía concentrar, pero ahora ha mejorado mucho esa falta de atención. Además, critica que, por culpa de las etiquetas y el retraso en el diagnóstico, muchas veces estos niños se sienten «tontos» y se frustran con mucha frecuencia cuando no saben manejar una situación.
Vulnerables y sensibles
«En la mayoría de casos, los niños que sufren este trastorno son niños muy vulnerables y sensibles, con las emociones a flor de piel», relata Paquita para describir el comportamiento de Xicu antes de comenzar el tratamiento farmacológico del TDAH recetado por el psiquiatra. Una medicación ajustada que, según Paquita, ha conseguido estabilizar el cuadro sintomático de su hijo.
«Cuando notas los cambios y ves cómo la distracción, la impulsividad y la inatención comienza a disiparse, te sientes feliz de verlo así», explica esta madre haciendo hincapié en el desconocimiento de la gente. Sin ir más lejos, critica que muchas personas le han llegado a decir que su hijo necesitaba una buena «bofetada». «Te sientes impotente cuando cuestionan tu forma de educar. Hay una cosa que quiero dejar bien clara y es que los niños con TDAH no son personas vagas ni malcriadas, tienen una condición que no les deja hacer vida normal», puntualiza Paquita con rotundidad.
El 7% de los niños de Ibiza
En este sentido, desde la entidad señalan que el 7% de los niños de Ibiza sufren Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Un trastorno neurobiológico que la entidad quiere visibilizar, aprovechando que hoy es el Día Nacional del TDAH, con la intención de concienciar sobre una de las dolencias que más afecta a niños y adolescentes. Además, han preparado para hoy mesas informativas ubicadas enfrente del Ayuntamiento de Sant Josep y, por la tarde, al lado del bar Sangrantana en Sant Jordi.
Cada vez hay más niños que sufren este trastorno. Por eso, indican que es importante mejorar las herramientas para su detección porque así el diagnóstico será más preciso y no se confundirá con otras patologías. «Esta alteración a menudo se presenta junto a otros trastornos», apuntan.
En este sentido, subrayan que el papel de los centros educativos es esencial puesto que estos niños necesitan una atención especializada, la de alguien que sepa realmente lo que es el TDAH. Lamentan que muchos padres se cansan de escuchar que si sus hijos son nerviosos, que si no quieren atender y la realidad es que los niños tienen un problema de salud que hay que diagnosticar correctamente. «Hay falta de recursos. Mi hijo va al psicólogo una vez cada 15 días y la psiquiatra está agotada porque trabaja en dos centros», denunció una de las madres.
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