La tercera edición del festival de performance Territori llegó ayer a su fin tras nueve días de grandes espectáculos.
Este domingo fue el turno de varios artistas rompedores que pusieron colofón a este evento único y participativo que dejó con el corazón en un puño a los presentes. «Este concepto artístico me gusta. Es un trabajo muy contemplativo que el autor ha conseguido hacer en 60 minutos», destacó Claudia Reich, asistente al espectáculo de Marc Montijano. En un principio Claudia pensó que no podía ser objetiva al pertenecer a la disciplina dancística, pero consiguió conmoverla.
El arte de crear
Cinco personas, atadas entre ellas y con la cara cubierta, fueron ayer las protagonistas de una performance que ayudó a reflexionar sobre uno de los temas más candentes que existe en las Pitiusas: el grave problema de vivienda y la fuerte especulación inmobiliaria.
Decenas de personas se reunieron en este espacio para observar y participar en los diferentes shows. Los artistas españoles Marc Montijano y Miss Beige pusieron la guinda a un evento único que se ha vivido en diferentes partes de la isla como Sant Antoni, Sant Joan e Ibiza.
Tras Marc Montijano, le tocó mostrar su arte más profundo a la artista Miss Beige con su performance transgresora, que tenía una única regla: ir vestido íntegramente de beige y llevar un martillo. «El objetivo era expresar tu propia visión sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos», explicaron desde la organización. Por la mañana, la artista Sarah Misselbrool utilizó la naturaleza como pieza clave de la pieza, buscando pigmentos naturales y materiales locales. Una performance muy especial seguida, ya por la tarde, por la función del sueco Peter Rosvik que, a través de un globo propenso a romperse, enfatizó el sentimiento de que el mundo es una entidad interconectada.
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