«En la política hidráulica se ha conseguido lo que se perseguía: sustituir el consumo de agua de pozo por el de agua desalada para que los acuíferos se puedan recuperar». El director general de Abaqua y excoordinador de Alianza por el Agua en Ibiza y Formentera, Juan Calvo, se mostraba ayer satisfecho con los datos de consumo de agua desalada y agua subterránea en Ibiza, que por tercer año consecutivo se sitúan a favor de la primera.
En 2021 se consumieron 10,8 hectómetros cúbicos (h3) de agua desalada, respecto a los 6,8 h3 de agua de acuíferos. Esto implica que el 61,1% del agua utilizado provino de la red de desaladoras de la isla.
En 2019 se consumió por primera vez más agua desalada que agua de pozo, tras la puesta en marcha a mediados del año anterior de la desaladora de Santa Eulària. Con esta infraestructura se alcanzó una producción por encima de los 10 h3 de agua desalada a nivel insular que permitió reducir la extracción de agua de los acuíferos. De hecho, hasta ese momento en Sant Joan y Santa Eulària el 100% del agua que se consumía se extraía de las reservas subterráneas.
Actualmente las tres desaladoras de la isla funcionan en verano al 100% de su capacidad. «El margen de mejora está en el consumo en invierno. Algunos municipios que nos han demandado más agua desalada en verano, como Santa Eulària, les hemos tenido que trasladar que no se puede porque las infraestructuras tienen un límite, pero que se puede incrementar durante el invierno».
Consumo en invierno
El director de Abaqua quiso destacar como «ejemplar» respecto al consumo de agua el caso del municipio de Vila, «que consume un 94% del agua desalada» siendo el que tiene mayor volumen de población. Para alcanzar esas cifras Calvo indica que se ha optado por no consumir agua de acuíferos durante los meses de invierno, «así los acuíferos se van regenerando para que el pico de demanda estival pueda cubrirse con el agua de pozos a los que se ha dejado descansar».
Todos los municipios mejoran en la proporción de agua desalada consumida. Tras Vila estarían los datos de Sant Josep, con un 81,7% de consumo de agua desalada; Sant Antoni, con un consumo del 59,9%; Sant Joan consume un 43,2% de agua desalada y Santa Eulària un 25,3%.
Calvo señala que Sant Joan y Santa Eulària todavía tienen acuíferos en buen estado, «por lo que no dependen tanto del uso de agua desalada». En el caso de Santa Eulària apuntó que se ha avanzado con la municipalización de redes como las de Jesús o Puig d'en Valls, dos zonas en las que los acuíferos estaban sobreexplotados y se ha pasado a ofrecer agua desalada.
Sin embargo desde Abaqua recomiendan a ambos municipios que en los meses de invierno consuman más agua desalada. En concreto señaló las zonas de Jesús, Roca Llisa y Cala Llonga, donde los acuíferos están en una situación mala, donde se debe incrementar más el uso de agua desalada.
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