De forma discreta y sin hacer demasiado ruido en la isla. De esta manera ha cumplido una década de vida el mercadillo hippy de Benirràs. Fue en 2012 cuando este bazar al aire libre, con pocos puestos artesanales, abrió sus puertas por primera vez bajo la sombra directa de los pinos de esta zona de Sant Joan.
Sin duda este entorno natural tuvo mucha culpa de que este icónico mercadillo pueda cumplir 10 años. «Tras el incendio forestal que arrasó unas 400 hectáreas, propagándose al monte y a los vehículos, decidimos crear una asociación de vecinos para proteger la naturaleza y llevar a cabo más proyectos comunitarios. Creo que no hay nadie mejor para proteger el medio ambiente que la propia comunidad», subrayó Marilina Escandell, de la Asociación de Vecinos de Benirràs. Sin ir más lejos, la agrupación se encarga de recoger la posidonia de la playa antes del verano y almacenarla en uno de los aparcamientos. «Y cuando termina la temporada la devolvemos al mar», puntualizó Escandell.
Cabe recordar que este incendio, que fue extinguido 12 días después de su inicio, obligó a evacuar a más de 1.500 personas por mar y tierra. «Este incidente supuso un antes y un después para Benirràs. A partir de ese momento, empezamos a proteger más todo nuestro entorno», subrayó evocando ese pasado desagradable el presidente de la entidad, Paco Escandell. Enseguida, los vecinos de la asociación empezaron a ocuparse de las necesidades más urgentes de la zona. Entre ellas, eliminar la práctica de la venta ambulante en esta zona de Sant Joan, una difícil tarea porque, según Escandell, esta actividad era un fenómeno muy enquistado en la playa de Benirràs.
«Se vendían bocadillos y platos de paellas sin los requisitos de inocuidad y calidad. Muchos clientes se podían haber intoxicado», explicó Paco Escandell a Periódico de Ibiza y Formentera. En este sentido, desde esta asociación de vecinos señalaron que el desarrollo de esta actividad de compra venta ilegal de toda clase de productos era algo usual en Benirràs, puesto que las sanciones policiales contra estos vendedores eran leves.
45 artesanos
Fue entonces cuando la asociación puso en marcha un plan específico para hacer frente a esta problemática: habilitar una parcela municipal, que estaba abandonada cerca de la playa, como mercadillo hippie para los vendedores ambulantes. «Empezamos con pocos puestos y ahora hay más de 45 artesanos vendiendo sus productos», puntualizó Marilina Escandell.
Desde la agrupación explicaron también que solicitaron la autorización municipal para impulsar este proyecto y que cada vendedor tiene su contrato de autónomo. «Los artesanos son muy felices en este mercadillo. Sin ellos, no hubiese sido posible crear algo tan icónico», señalaron. Entre estos artesanos están Facundo Solari y Pedro Llambruni. Ambos llevan más de 15 años afincados en la isla y destacaron lo mucho que hace la asociación por ellos y por Benirràs. «Vendemos preciosas artesanías creadas por nosotros mismos como alfombras, pareos, bisutería o artesanía en cuero. Vivir la puesta de sol de Benirràs desde aquí no tiene precio», subrayó Pedro mientras sostenía a su hijo pequeño en brazos.
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