El Teatro España de Santa Eulària acogió este jueves la jornada Turisme i Medi Ambient: a la recerca de la compatibilitat, englobada dentro de los actos de la segunda edición del festival Ecouc. Un evento impulsado desde el Ayuntamiento de Santa Eulària dentro del contexto de las celebraciones del día del Medio Ambiente. El protagonista de la jornada de este jueves fue el sector HORECA (acrónimo de hoteles, restaurantes y caterings, que se utiliza para referirse al sector de los servicios de comidas), y su compatibilidad y responsabilidad con el medio ambiente.
El encargado de abrir el turno de ponencias fue el director general de Residuos de la Conselleria de Medio Ambiente del Govern, Sebastià Sansó. Lo hizo para explicar pormenorizadamente la Ley 8/2019 de Residuos y suelos contaminados de las Islas Baleares. «Una ley muy valiente y muy pionera. Con tantos detractores como admiradores», tal como describió Yasmina Juan, técnica de residuos del Ayuntamiento de Santa Eulària y encargada de conducir la jornada que inauguró la alcaldesa, Carmen Ferrer.
Ley de resíduos
«Es evidente que todavía estamos muy lejos de los índices necesarios de recogida selectiva y reciclaje. También es más que evidente el impacto negativo de los plásticos en el medio natural, especialmente el medio marino. En Ibiza tenemos un vertedero que, si bien es verdad que ha aumentado significativamente su rendimiento, todavía falta que le lleguen los residuos recogidos de manera selectiva para poder aumentar la vida útil del vertedero, que está siendo muy corta. En islas como las nuestras es prácticamente imposible encontrar otro espacio para hacer otra instalación de este tipo», explicó Sansó para justificar la iniciativa legislativa de residuos que presentó en su charla.
Los datos que aportó el director general, previos a la preparación de la ley, justifican de sobra la necesidad de legislar la gestión de resíduos. «En 2017, Baleares era la comunidad autónoma con más kilos de residuos por habitante y con tan solo un 17,2% de recogida selectiva» apuntó Sansó.
Como ejemplo práctico de sostenibilidad circular en el sector HORECA, Sansó concluyó su intervención con un vídeo en el que un establecimiento hotelero mostraba cómo, convirtiendo sus residuos de cocina en compost, crean abono con el que cultivan los productos que cocinan para sus clientes.
Gemma Arroyo, de Ecoembes, aseguró en su charla que «prácticamente el 70% de la generación de vidrio procede del sector HORECA». Además, explicó que «un 74% de los consumidores estarían dispuestos a pagar más por un restaurante sostenible». Arroyo animó a los empresarios del sector a unirse al programa ‘Ecohostelero', en el que ofrecer información e incentivos a turistas y empresarios, así como a la colaboración con entidades locales. «Es un win-win, reciclando salen ganando tanto establecimientos como ayuntamientos».
Gestión sostenible
Como ejemplo de Ayuntamiento implicado con la gestión de residuos sostenible, acudió a la cita el alcalde de Zamubio, Igotz López. Este pueblo vasco, a pocos kilómetros de Bilbao, está poniendo en marcha un proyecto de pago por generación de residuos dentro de la iniciativa europea Waste 4 Think. «Es injusto que paguemos todos lo mismo por la generación de residuos. Es como si pagáramos todos lo mismo de luz o agua, independientemente de que gastemos la mitad que nuestro vecino», explicaba López, también implicado en el proyecto Food ‘R' Us para la reducción de desperdicio alimentario, «desde que se planta hasta que llega a casa».
Ricardo Almenar, de Atrzaró, habló de la importancia del equipo, «su implicación y conciencia es fundamental», para conseguir un trabajo eficiente y sostenible.
Autocrítica
La voz más crítica, o más bien autocrítica, de la jornada fue la de Sergio Gil, presidente de la Fundación de Restaurantes Sostenibles. «A los restauradores nos cuesta aceptar que nuestra faena tiene un componente de depredación de recursos importante. Nunca hemos medido el grado de contaminación necesario para satisfacer a nuestros clientes y se han producido una serie de paradojas a distintos niveles. Por un lado, está la parte positiva: genera una gran sociabilización y economía. Por otro lado, está el impacto social a nivel de convivencia, de movilidad, de consumo de combustibles. También a nivel laboral, a la hora de interpretar el trabajo desde una excesiva carga al personal, que además está precarizado. Todo esto nos lleva a un colapso y a un cambio de paradigma que ya estamos viviendo esta temporada con la falta de personal en el sector. Nadie quiere trabajar con nosotros. También a nivel institucional, las administraciones no pueden hacerse cargo de todos los residuos que generamos desde nuestro sector», explicaba Gil que, por otra parte, quiso proponer soluciones desde tres ejes, «el medioambiental, cuidar el planeta; la revalorización del producto local y cuidar al personal».
1 comentario
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hablan mucho… prro al final la unica sostenibilidad que le interesa es la del borsillo.