—¿Qué persigue un individuo que llama a la puerta de una Logia masónica?
—Cada persona es diferente y cada uno puede perseguir objetivos distintos, pero en general todo el que llama a la puerta de la masonería se le puede definir como un buscador que pretende mejorarse a sí mismo, a la sociedad y al entorno en el que vive.
—¿Qué cualidades definen a un buen masón?
—Hay bastantes. Refiriéndonos a la masonería regular filosófica, que es la que represento, diría que un buen masón es aquel que es buena persona, creyente en un ser Supremo al que nosotros llamamos Gran Arquitecto del Universo y que tenga una serie de principios éticos y morales como ser un hombre leal, fiel a sus juramentos y, sobre todo un buen ciudadano respetuoso de las leyes del país en el que se encuentra.
—¿Fue la masonería el vientre en el que se fecundó el pensamiento ilustrado?
—Probablemente sí. Es un poco como aquello de qué fue antes: el huevo o a la gallina, pero probablemente sí. La mayoría de los grandes pensadores ilustrados eran masones y por lo tanto es más que probable que las enseñanzas y los conocimientos que ellos tenían pasaran a formar parte de la Ilustración, aunque también desde la Ilustración se formó a muchos grandes masones. Lo que es indudable es que la masonería está estrictamente ligada al movimiento ilustrado.
—¿Cuánto del pensamiento ilustrado hay a día de hoy en la masonería española?
—Creo que prácticamente todo porque los principios que defendían los ilustrados son los mismos que defiende la masonería. La masonería filosófica se puede definir como la ética de la democracia, con lo cual todos aquellos principios que defendieron los ilustrados siguen vigentes en la actualidad y todos los masones de los altos grados filosóficos los mantenemos y los seguimos cuidando y aceptando.
—¿Qué cometido tiene la masonería filosófica en el siglo XXI?
—El mismo que tenía cuando se fundó. La masonería filosófica se nutre de maestros masones que provienen de la masonería simbólica (institución que gobierna sobre los tres primeros grados masónicos: aprendiz, compañero y maestro) que se encarga de convertir un hombre bueno en uno mejor. A ese hombre mejor, en la masonería filosófica pretendemos convertirle nada más y nada menos que en un buen ciudadano.
—¿De qué manera consigue la masonería filosófica convertir un hombre mejor en un buen ciudadano?
—Nuestros rituales enseñan una serie de principios importantes: la necesidad de pagar impuestos, el derecho de habeas corpus, la lealtad, la defensa de los valores patrios, la creencia en un ser Supremo… todos estos principios se les inculcan permanentemente a las personas que trabajan con nosotros a través de nuestras liturgias. Es un procedimiento basado en un trabajo personal de ir incidiendo en estos valores democráticos que se nos enseñan y que nosotros tenemos que llevar a la práctica.
—¿Se le impone una doctrina al hermano masón?
—No. En la masonería no existen doctrinas. No hay pensamiento único, eso está en contra de nuestros valores. Nosotros lo que pretendemos es aprender de lo que nos enseñan el resto de nuestros hermanos. En nuestro seno está prohibido hablar de política y de religión porque es lo que puede separar a las personas. Evidentemente, somos respetuosos con todas las religiones y todas las creencias políticas.
—¿Qué es el Supremo Consejo del Grado 33?
—Es el organismo masónico que agrupa a los hermanos comprendidos entre el grado 4° hasta el grado 33°. Esta estructura se divide en tres grandes partes: la masonería roja o capitular que abarca de los grados 4° a 18°, la masonería negra filosófica que va del grado 19° al 30° y luego la masonería blanca o administrativa que va del grado 31° al 33°. Con cada uno de estos grados se van consiguiendo y se van aprendiendo todas las virtudes que debe tener un buen ciudadano: respetuoso con los demás y creyente en los valores de la democracia.
—¿Es la masonería un ‘lobby' que influye en política?
—En absoluto. Nunca ha sido un lobby que influyera en política. Si bien es verdad que en el s. XIX y el s. XX hubo grandes estadistas que fueron masones. En el caso de España un ejemplo claro fue Miguel Morayta (catedrático de Historia, periodista y político de la Primera República), que también fue Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33°. A él, por ejemplo, se le debe la libertad de cátedra. Influyó en que un profesor pudiera enseñar en la universidad lo que consideraba necesario, suministrando a los alumnos los correspondientes apuntes o libros y no hubiera un pensamiento único dentro de la universidad..
—¿Es la Iglesia antagonista o enemiga de la masonería?
—No, hombre no, en absoluto. Nosotros respetamos cualquier creencia religiosa y, de hecho, en nuestra orden hay hermanos de todas las religiones. Si bien es verdad que en algún momento de la historia para la Iglesia católica los masones éramos gente peligrosa e incluso llegamos a estar excomulgados. Ahora eso ya no es así. Nosotros no tenemos ningún antagonismo con nadie.o el pelo y hemos dicho basta.
—¿Por qué hay que ser creyente para ser masón?
—Nosotros creemos que el hombre está compuesto de cuerpo, espíritu y alma. Por tanto, si se cree estar dotado de alma es menester creer en un ente superior. También es cierto que no se puede hablar de masonería en singular, sino que hay que hablar de masonerías en plural porque hay otras ramas de la masonería (irregular) en la que no es menester ser creyente. En la masonería regular sí hay que ser creyente porque entendemos que si no es así muchos de nuestros principios no se pueden sustentar.
—¿Por qué la simbología masónica se basa en elementos de arquitectura y construcción?
—Porque la masonería empieza con los masones operativos que fueron los grandes constructores de catedrales. Todos estos símbolos representan muchas cosas. Por ejemplo, la escuadra, el nivel, el compás o la plomada representan una serie de valores de rectitud, de respeto al demás, etc., que para nosotros tienen un valor simbólico muy utilizable.
—¿Qué se consigue subiendo de grado?
—Un mayor perfeccionamiento personal. Se va ascendiendo porque se va teniendo un mayor conocimiento de las cosas. Es como todo, para llegar a ser doctor antes ha habido que ser párvulo, luego bachiller y luego licenciado. Es un esfuerzo continuado de estudio y de trabajo. En mi caso concreto lo que he conseguido es una gran satisfacción personal por el deber cumplido.
—¿Qué importancia tiene el ritual dentro de la masonería?
—Toda. La masonería es una orden iniciática y, por tanto, el ritual es la forma en la que nosotros debemos comportarnos ante determinados aspectos de la vida. Es nuestra herramienta de trabajo.
—¿Por qué en España la masonería no tiene la aceptación social que sí tiene en países como Francia, Reino Unido o Estados Unidos?
—La respuesta es muy sencilla: porque España es la única nación del mundo que ha tenido una Ley de represión de la masonería. Se condenaba a muerte a una persona por el mero hecho de ser masón. Evidentemente, los cuarenta años de dictadura franquista han creado un poso. No hay que olvidar que unos días antes de morir, Franco volvió a decir en la Plaza de Oriente aquello del ‘contubernio judeomasónico, entonces todos los grandes males del país incluso terremotos o erupciones volcánicas eran culpa de la masonería. Es la gota malaya, si cada vez te va cayendo la gota de «qué malos son», pues… Muchos grandes personajes de la historia que han hecho mucho bien para España han sido masones. Ahora la gente es mucho más inteligente, en España se empieza a tener una educación, pero no hay que olvidar que durante mucha parte del siglo XX se procuraba que el ciudadano español fuera lo más inculto posible.
—¿Cree que se está revirtiendo esta situación y la masonería está empezando a tener una mayor aceptación en la sociedad española?
—Yo creo que sí. Ya hay muchos estamentos del Estado que están reconociendo la honorabilidad de la masonería: ayuntamientos, parlamentos autonómicos (como el de Baleares), etc. También es verdad que hay que reconocer que a los únicos a los que no se les ha pedido perdón por la represión de la Guerra Civil es a los masones. Esa es una deuda que el Estado Español tiene con gente que dio su vida por defender los valores democráticos.
—¿Qué le diría a una persona que vincula la masonería con el satanismo?
—Pues simplemente que es un inculto, que no sabe de lo que habla y que en esta vida para poder tener una opinión primero hay que tener una formación.
—¿En qué situación se encuentra actualmente la masonería en Ibiza?
—En lo que atañe al Supremo Consejo del Grado 33, en Ibiza estamos en una buena situación. Tenemos tres cuerpos capitulares: una Logia capitular de perfección, un capítulo rosacruz y un consejo de caballeros Kadosh. La masonería aquí en Ibiza tiene muy buen desarrollo porque hay gente joven que está ingresando con mucho entusiasmo y muchas ganas. Poco a poco, como en el resto de España, la razón se irá imponiendo y ser masón será algo normal aceptado por la sociedad, sin ningún problema.
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