Desde la izquierda, Magí Torrents, Matilde Valdés, Juan Carlos Torres, Ascensión Joaniquet, Sara Santa Cruz y Antoni Balagué, fundadores de Ademib junto a Rosa María de Hoyos. | Daniel Espinosa

Corría el año 1997 cuando un grupo de abogados de Ibiza dijo sí. Sí a impulsar la mediación como alternativa a la resolución de conflictos, evitando llegar a los juzgados. Fue así como una tesis de fin de máster dio lugar a la Associació per al Desenvolupament de la Mediació a les Illes Balears (Ademib).
Ayer, la asociación celebró su 25 aniversario. Cinco lustros de una agrupación pionera en Baleares y de las primeras de España en esta materia, que llegó a impulsar, en colaboración con el Consell d’Eivissa y Formentera, el primer servicio público de mediación familiar del país.
Un encuentro en el que el juez decano, Juan Carlos Torres, impulsor de Ademib, se comprometió a volver a impulsar la mediación intrajudicial. Un proyecto piloto que tuvo la mala fortuna de iniciarse en 2020, que buscaba que en los procedimientos civiles se diera curso a la mediación.

Una tesis
En 1996, Sara Santa Cruz estaba redactando su tesis de fin de máster. El trabajo de la psicóloga versaba sobre la elaboración de un programa de mediación en Ibiza y Formentera.
Pero el proyecto era tan interesantes, que pensó que no debía quedarse en un papel. Fue a los juzgados para pedir consejo y autorización para impulsarlo. Le recibió Juan Carlos Torres, juez decano del Juzgano nº1 de Ibiza, que debía autorizar el proyecto para poder dar curso a los expedientes resultantes de las mediaciones.
La idea le entusiasmó. Le presentó a un grupo de abogados que se enamoraron del proyecto y decidieron constituir la asociación con dos objetivos básicos: formar a profesionales en mediación y promover esta forma de resolución de conflictos.
Rosa María de Hoyos se convirtió en la presidenta de Ademib, que formaban en aquel momento Magí Torrents, Matilde Valdés, Juan Carlos Torres, Ascensión Joaniquet y Antoni Balagué. Junto a Sara Santa Cruz conformaron esta asociación que vino a llamarse de las Islas Baleares, pero que integraban personas de Ibiza y una profesional de Palma.
Uno no decide hacerse mediador así porque sí. Hace falta formación profesional. Los miembros de Ademib estudiaron un curso de tres años para profesionalizarse en la materia. Eran ya un total de 40.

Servicio público
La mediación estaba en pañales y había que sentar las bases, así que a ello se pusieron.
Presentaron al Govern un texto en el que se basaría la ley de bases de mediación familiar de las Illes Balears que daría lugar a la ley sobre esta materia cuya última modificación es de 2019.
En el año 2000 pusieron en marcha una oficina de mediación familiar que acabaría absorbiendo el Consell d’Eivissa y Formentera para ofrecer el servicio de manera pública. Era el primer servicio de mediación familiar público de España.
En 2013 el Govern solicitó hacerse cargo de la materia, por ser una competencia autonómica. «Supinos que eso sería su muerte», indica Ascensión Joaniquet. Así fue, con el cierre de la oficina en Ibiza ya nunca se volvió a abrir.
La mediación es un procedimiento en el que las partes intentan resolver un conflicto, con la colaboración de un mediador profesional, evitando su judicialización.
Actualmente no sólo se aplica al ámbito de familia, también a conflictos civiles, mercantiles o incluso penales.
«Alternativa extrajudicial»
El proceso es confidencial y en caso de llegar a una solución para las partes se firma un acuerdo vinculante que haga efectiva la resolución pactada.
En la tesis de Santa Cruz decía que la mediación es «una alternativa extrajudicial que permite que las parejas puedan resolver los desacuerdos de su ruptura de una forma pacífica y constructiva».
A efectos prácticos se reduce el coste emocional, económico e incluso temporal del conflicto.
Las partes evitan un juicio y se convierten en protagonistas de la solución.