Visitas del vecino de cama, idas y venidas nocturnas al aseo, voces y ruidos ajenos. Son algunas de las situaciones «desagradables» que tienen que vivir aquellos pacientes ingresados que no disponen de habitación individual en el hospital. Según los familiares de enfermos que reciben cuidados paliativos en Can Misses, es muy necesario visibilizar esta falta de privacidad durante la estancia hospitalaria.

Dichas fuentes, que prefieren mantener el anonimato, destacaron que uno de los pacientes ingresó en el centro hace más de una semana y, desde entonces, la intimidad del enfermo crítico ha sido «nula». Es más, señalaron que la persona hospitalizada, que padece un cáncer terminal, tuvo que ser intervenida el primer día en uno de los boxes del pasillo. «Tuvieron que pasar casi 48 horas para que le asignaran una habitación doble», apuntó.

En este sentido, subrayaron impotentes que no hay derecho a que una persona tenga que vivir los últimos días de su vida sin poder elegir cómo y con quién.

Cuestiones
«¿Por qué mi familiar tiene que enterarse de si su compañero de habitación ventosea o no? ¿Si orina mucho o poco? ¿Si sus síntomas han empeorado?». Son algunas de las cuestiones que se plantean cada vez que piensan en esta realidad sanitaria tan dolorosa.

Asimismo, debido a la situación actual, reclaman que se habiliten más habitaciones individuales en las que los pacientes críticos puedan pasar sus últimos días de vida.

Según estos familiares, faltan recursos sociosanitarios distribuidos equitativamente para atender a estos enfermos. «Hay casos de petición del alta voluntaria por la absoluta imposibilidad de descanso y tranquilidad en la habitación», puntualizaron. Sin ir más lejos, una de las afectadas señaló que el marido de su madre, hospitalizado en Can Misses, recibirá, a partir de la semana que viene, el cuidado paliativo en el hogar. «Queremos recibir el servicio de cama virtual para que los sanitarios puedan realizar un seguimiento telemático de su estado, pero de momento no será posible; hay cola», explicó.
Según dichas fuentes, al paciente le quedan dos semanas de vida y lo único que quiere es estar tranquilo y rodeado de su familia. «No hay derecho a que tengas que aguantar respiraciones u olores mientras te estás sometiendo a cuidados paliativos o a tratamiento de quimioterapia», subrayó con abatimiento.

Afirmó que no entiende cómo pueden existir estos problemas tan graves de falta de camas, una situación que obliga a algunos pacientes a esperar casi dos días para tener habitación en planta y, además, obliga a los sanitarios de urgencias a redoblar esfuerzos porque tienen que atender a los enfermos que llegan y también a los que continúan en las zonas anexas habilitadas porque no hay más espacio en el hospital.

«El hospital no es que esté colapsado. El problema es que no se utiliza todo el espacio que tiene Can Misses», apuntó. Asimismo, subrayó que incluso los propios sanitarios están desbordados con la situación y que más de uno ha acabado llorando sobre su hombro por sentirse impotente. «Ellos también se sienten afligidos porque no pueden abrir otra planta para estos pacientes. Son conscientes de que mezclar dos familias con una situación tan delicada es muy doloroso», explicó.

En este sentido, familiares de pacientes críticos de Can Misses subrayaron que la falta de espacio para habilitar habitaciones para cuidados paliativos, la lenta velocidad a la que se vacían las camas o la escasa preocupación por el cuidado de la privacidad de los enfermos son algunas de las causas que imposibilita la humanización de la asistencia sanitaria en el hospital.