Durante dos horas los asistentes pudieron conocer como es el trabajo que desarrollan algunos de los profesionales en el edificio del número 31 de la calle Vía Romana de Vila. Un trabajo que, en la mayoría de las ocasiones, está alejado de los focos mediáticos que supone ver una pieza expuesta en una vitrina en el marco de una exposición temporal o permanente.
De hecho, el nombre de la actividad ya era suficientemente significativo, Darrere les vitrines. «Esta es una actividad que organizamos cada año para abrir las puertas de los departamentos y salas del museo que no son tan conocidas por el gran público pero este año, además, nos pareció una buena idea hacerla coincidir con el Día de la Mujer y la Niña en la ciencia porque tenemos la fortuna de que buena parte del equipo técnico que trabaja en el museo somos mujeres», aseguró este viernes por la mañana a Periódico de Ibiza y Formentera Maria Bofill, conservadora del Museu Arqueològic d'Eivissa i Formentera.
En la visita se explicó el proceso desde que llega la pieza al museo directamente desde la excavación o el yacimiento donde ha sido encontrada hasta que se almacena y posteriormente se difunde a los visitantes. «Intentamos que todo el que venga por aquí pueda conocer como se restauran los bienes arqueológicos, como se tratan los materiales, si se hace o no una conservación preventiva, como se guardan y archivan en sus lugares correspondientes y como se preparan las actividades en las que el departamento de didáctica da a conocer todo el fondo museístico tanto a las generaciones futuras de los más pequeños de la familia como a los visitantes que llegan de Ibiza como de fuera de la isla», explicó María Bofill.
«En primera persona»
Otro atractivo de Darrere les vitrines fue poder ver en primera persona como es el trabajo en los distintos departamentos.
En uno de los cuatro almacenes con los que cuentan las instalaciones del Museu Monogràfic de Puig des Molins, Bofill explicó los cajones donde cada pieza «está perfectamente almacenada, separada por cada tipo de material, protegidos en cajas individuales y especiales y con un número de referencia que es como su propio DNI y que luego sirve para saber en todo momento el lugar en el que se encuentra ubicada y toda su información en una base de datos».
Por su parte, en el departamento de conservación, Ana Mezquida y Elena Jiménez dieron una pequeña clase de como es su trabajo ya que, según Jiménez, «solo el 1% de todo lo que llega a un museo acaba siendo expuesto». Algo que se debe, según explicó la restauradora del Museu Arqueològic a este periódico, a que el concepto de museo ha cambiado rádicalmente en los últimos tiempos. «En el siglo XIX la idea era exponer la mayor cantidad posible de objetos al gran público pero ahora se entiende que muchas piezas parecidas no aportan gran cosa si se muestran juntas y si no forman parte de un conjunto más amplio que explique el contexto donde fueron encontradas o para que se empleaban».
Su labor es fundamental para el museo ibicenco pues de ellas depende la restauración de lo que llega desde las excavaciones. Además, Ana Mezquida se encarga también de la correcta organización y funcionamiento de los almacenes, con una temperatura y humedad constante, y la perfecta catalogación de cada una de las piezas, por pequeñas que sean, identificándolas correctamente y, entre otras labores, añadiéndoles un número de seguimiento.
«Amar nuestro patrimonio»
Todo esto no se podría conocer sin el trabajo que hace Carmen Mezquida, coordinadora del Gabinete Didáctico del museo.
Normalmente se encarga de transmitir su conocimiento sobre el museo y la historia de Ibiza y Formentera a los niños y a los visitantes de una forma amena, divertida y sencilla. «Hemos conseguido cambiar esa idea que se tenía hace siglos de que los museos eran elitistas y para clases altas acercándolos a públicos muy diversos, y eso es muy importante porque así hemos logrado que mucha gente acabe amando nuestra historia y nuestro patrimonio arqueológico».
Además, Mezquida cuenta con unas interesantes y divertidas maletas didácticas que hacen todo mucho más sencillo. «La idea es que toquen, sientan y vean en primera persona, de forma divertida y amena, como nuestros antepasados de la Prehistoria obtenían la pintura para sus dibujos rupestres o como sobrevivían en una jornada de caza, como los egipcios jugaban, se maquillaban o enterraban a sus muertos o como eran las primeras escrituras, porque todo lo que se aprende de modo divertido nunca se olvida».
El apunte
«Aún hay cosas que mejorar en el papel de la mujer»
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