Según explicó Arroyo, como ha habido «muchos positivos» durante los últimos días, «la gente no esperó y fue comprándolos», también para poder celebrar las Navidades tranquilamente en familia. Así, este farmacéutico no había notado mucha diferencia en cuanto al volumen de ventas entre este sábado y los días inmediatamente anteriores. Además, en su opinión, antes los test también estaban «a un precio razonable», algo mayor de cinco euros.
En cuanto a la provisión de estas pruebas, Arroyo indicó que, aunque hay «más dificultad con los de saliva», se ha restablecido el suministro de los de nariz. Por lo tanto, aseguró que no tienen «problema» en la actualidad y reciben el stock necesario cada día.
Lo mismo sucedía en la farmacia Antonia María Marí Tur, en Vara de Rey, donde Samer Kayal confirmó que le llevan «mercancía» a diario y que, quizá por este motivo, no había notado una gran diferencia en referencia a las ventas.
En la Avinguda d'Espanya, desde la farmacia Iris y Antonio Planas, Barbara Sledzinski sí había percibido un ligero incremento en cuanto a la afluencia de gente para comprar estos test. En su caso, visto que hubo algún problema con el suministro anteriormente, decidieron hacer un pedido «un poco más grande» que aún les dura. Esta farmacéutica lamentó que la ley de regulación de estos artículos había llegado demasiado «tarde», por lo que habían estado perdiendo dinero en sus compras a los proveedores, para –al igual que para los laboratorios– pidió una regulación.
Esperando al proveedor
En Santa Eulària des Riu la situación era similar, con la diferencia de que, alrededor de las diez de la mañana, aún no habían recibido su provisión diaria. Por lo tanto, en estos casos, si algún cliente quería comprar uno de estos artículos y no quedaban, se le sugería que regresara un poco después. Este fue el caso de la farmacia Antich Torres, en la calle San Jaime, donde, alrededor de las diez de la mañana, una chica pidió un test y se le pidió que volviera dos horas más tarde, cuando esperaban haberlos recibido.
José Luis Antich reconoció que se los suministran a diario y que los del día anterior se habían gastado hacia unos minutos. Ya habían vendido unos 40 a media mañana.
Muy cerca de allí, en la farmacia Castillo Cavaller, Yohara Carreño, también se había quedado sin estos test. Iba a recibir un pedido «más gordo», de alrededor de 100 unidades, a las 11. Quería ver si le compensaba encargar un aprovisionamiento mayor.
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