Tal como reconoce Irene Pascual, farmacéutica de la Farmacia Villangómez, «ocho de cada 10 clientes que entran en la farmacia piden test de antígenos». La farmacéutica achaca la persistencia de la demanda de este producto a «la subida de los casos», pero también reconoce que ha detectado cierta «compra compulsiva». «A lo mejor hay alguien en la cola que ve como los demás están comprando test y al final lo acaban comprando ellos, sin que fuera lo que realmente venían a buscar», asegura Pascual, quien asegura que se llegan a vender una media de 60 o 70 pruebas diariamente en su farmacia.
Observa que «la gente está especialmente sensible a las noticias». Como ejemplo habla de una jornada concreta en la que hubo una especial subida en la venta de test «porque en las noticias había salido que en Irlanda había un lote de test defectuosos». Tras la subida, «de entre un euro o dos», del precio de las pruebas en el periodo navideño, la farmacéutica asegura que se están manteniendo los precios y que el stock ya está totalmente restablecido.
En la farmacia Esther Estrella, su farmacéutica, Lorena Ruiz, también afirma que se ha restablecido el stock de los test de antígenos «desde que acabaron de las fiestas navideñas», aunque la «la demanda sigue siendo alta». Sobre el precio de este producto, apoya la medida de regular el precio para evitar abusos, «nosotros los vendemos a 6,50 euros, pero hay farmacias que los venden incluso a 12». Considera que ha habido cierto abuso a la hora de hacerse los test durante las fiestas: «Habría que hacérselos si tienes síntomas, en otro caso, tomando las medidas de distancia y seguridad, debería ser suficiente. Además, puede dar un falso negativo».
Fani Juan trabaja en la farmacia Juan Antonio Marí y confirma, al igual que sus compañeras, que el stock de test de antígenos está restablecido tras el paso de las fiestas, si bien la demanda continúa siendo alta. También considera que el precio debe regularse y pone como ejemplo otros países de la Unión Europea, «en Holanda los venden a un euro», precisa. Sí que ha notado un aumento en la venta de mascarillas FPP-2 en las últimas semanas y justifica que «son más caras que las quirúrgicas porque estas tienen un IVA del 21%».
En la misma línea, Irene Pascual, farmacéutica en la Farmacia Villangómez asegura que también ha notado una considerable subida en las ventas de mascarillas FFP-2: «Un 90% de la gente pide ahora estas mascarillas», y pone el foco en el desajuste tributario que existe en este producto «que se grava con un 21% de IVA, mientras que las quirúrgicas están al 4%». Denuncia que, de esta manera, «quienes no tienen dinero no pueden permitírselas. No es justo que tenga el mismo impuesto una mascarilla para protegerse del Covid que una chaqueta del Bershka». En este sentido, explica que desde la farmacia en la que trabaja han puesto en marcha promociones en «regalando una FFP-2 por compras a partir de 30 euros». En la farmacia Esther Estrella, a su farmacéutica no le consta que hayan subido las ventas de este tipo de mascarilla que se viene recomendando últimamente por parte de las autoridades. Sin embargo, sí recuerda que «varias clientas han preguntado por ellas últimamente por que lo han visto en las noticias».
Por parte del COFIB (Col·legi Ofiacial de Farmacèutics de les Illes Balears), reciben con los brazos abiertos la propuesta de controlar el precio de los test de antígenos en las farmacias, una medida que ya se exigió en su momento con la venta de mascarillas. Desde el COFIB explican que el precio de las pruebas de antígenos ha venido subiendo desde los laboratorios de origen, y no desde las farmacias. Sobre el IVA del 21% impuesto a las mascarillas FFP-2, el presidente del COFIB prefiere no posicionarse, «al no tratarse de una exigencia».
Gasto extra
Rocío compraba una prueba de antígenos en la misma para su hija: «La vacunan esta tarde [por ayer] y me quiero asegurar de que no lo tiene, por precaución», explicaba ayer. Es la segunda vez que se hace con esta prueba en poco tiempo y el gasto que hacen en su familia a la hora de comprar mascarillas ha subido con la recomendación de usar las del tipo FFP-2, que compra para que su hija, de nueve años, vaya al colegio más protegida. De esta manera, son cinco las mascarillas FFP-2 que la hija de Rocío gasta a la semana, lo que supone un coste de 26 euros al mes. El resto de la familia «nos apañamos con las quirúrgicas, ya que tampoco trabajamos de cara al público y no estamos tan expuestos». No obstante, «la caja y media de mascarillas» que consumen al mes ella y su pareja es un gasto más a sumar. Sumar y multiplicar es lo que hace la farmacéutica mientras escucha la conversación, «una familia con dos hijos, necesitaría invertir más de 100 euros en mascarillas. Y eso si solo usan una cada jornada [hay que tener en cuenta que hay que usarlas solo ocho horas] de lunes a viernes», comenta Pascual con la calculadora en la mano. Todo un gasto extra.
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