El Ayuntamiento de Ibiza retomó este sábado en Vara de Rey, dos años después de la última vez –aunque se suelen organizar cuatro veces al año, en 2021 no pudo realizarse debido a la crisis del coronavirus– la campaña de adopción de animales de sa Coma.
Según informó la concejala de Bienestar Social, Participación Ciudadana e Igualdad del Ayuntamiento de Ibiza, Montserrat García, la de este sábado, coincidente con la Navidad, sirve para «demostrar que un animal no es un juguete». Para García, quien decide adquirir un perro o un gato ha de ser «responsable» y tener en cuenta la dedicación y el dinero que cuesta mantenerlo. Así, recordó que, además de la pertinente visita anual al veterinario, una mascota necesita ser alimentada, paseada y cuidada. En ese sentido, García aconsejó «no dejarse llevar por la emoción» y acudir varias veces a sa Coma, pasar un rato con el animal, pasearlo y establecer un vínculo con él hasta que se esté seguro de adoptarlo. Según dijo, «es muy triste para él tener que volver a sa Coma una vez que se lo han llevado».
La concejala, quien agradeció la ayuda de las asociaciones de perros y gatos –como Gossos, la de perros abandonados o Sabine's cats–, indicó que no se podía bajar a los alrededor de 45 canes y 10 gatos que hay en sa Coma, pero trajeron una representación de entre seis y ocho perros. Además, había fotos del resto, y también de la colonia felina, para quien estuviera interesado.
La edil demostró estar al día con los animales del refugio. Por ejemplo, Circulín, quien nació al día siguiente de que su madre ingresara en sa Coma. En total, parió 10 perros y los que más tiempo aguantaron fueron él y su hermano Collarín, que fueron adoptados hace un año aproximadamente. Este sábado Circulín estuvo visitando a sus compañeros y García lo reconoció. Respecto a este animal, que es un perro potencialmente peligroso, la concejala indicó que, en realidad, es «muy cariñoso» y remarcó que lo importante, en estos casos, es educarlos y enseñarles a obedecer. «Animamos a todo el mundo a que suba a sa Coma y conozca los perros y los gatos que tenemos allí y, si finalmente deciden ampliar su familia, mucho mejor», culminó García.
Una de las voluntarias del albergue, Gema López, aseguró que su labor allí es «lo mejor» que está haciendo desde hace ocho años, cuando acudió allí a «probar» la experiencia con sus hijos. Ella, a quien no entusiasmaban hasta entonces estos animales, ahora saca «tiempo de donde no hay» para, siempre que su trabajo se lo permitas, acudir a los paseos. De hecho, esta voluntaria cree que es «una terapia muy buena», hasta el punto de que ahora tiene tres perros.
López remarcó que, aunque la gente no quiera ir al refugio «por pena», en realidad, ese sentimiento dura poco. Al respecto, quiso subrayar que «muchas personas piensan que la perrera es el final de un animal y no es así sino que es el principio de muchas vidas, como la de Hope», cuyo cambio es palpable en las fotografías de debajo.
También había un puesto dedicado a los gatos –Sabine´s Cats–, aunque, en este caso, ajeno a sa Coma. Ellas se dedican a intentar rescatar el máximo posible de gatos de la calle y darles un hogar.
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