La ampliación de las aceras del centro de Vila ha tenido como consecuencia la pérdida de 144 plazas de aparcamiento libre en otras zonas de la ciudad. Este es el resultado de la anulación de las plazas de zona azul operativas en estas calles y que han sido trasladadas a otras, lo que ha hecho que desaparecieran los aparcamientos de lo que se conoce como «zona blanca». En concreto, las plazas tarificadas del centro se han pasado a las calles Abat i la Sierra, Extremadura, Vicent Serra i Orvay y Obispo González Abarca.


La medida tiene, como todo, detractores y defensores. En el primer grupo se encuentra la presidenta de la Asociación de Comerciantes de Ibiza Centro, Encarna Planells, quien critica sobre todo «la falta de comunicación» con el Ayuntamiento, al que reprocha no haber contado con estos empresarios a la hora de tomar la decisión.
Planells defiende la zona azul porque facilita «que los clientes lleguen, aparquen, hagan sus compras y se vayan». Ahora, la supresión de estas plazas ha transformado esta dinámica. Y los aparcamientos disuasorios, afirma, «no son la solución». «La mejora de las aceras hace que las calles sean más bonitas», admite. Sin embargo, recuerda que «sin zona azul y sin un transporte municipal en condiciones, sirve de poco».


14 vueltas para aparcar
«La gente ahora no quiere venir porque tienen que dar 14 vueltas para aparcar y, al final, se van a otro sitio», lamenta. En su opinión, la solución pasa por más plazas de aparcamiento, parkings disuasorios «en condiciones» y «microbuses lanzadera que permitan a los clientes llegar al centro».


El concejal de Movilidad, Aitor Morrás, asegura, por su parte, que la supresión de las plazas de aparcamiento no genera realmente problemas a los ciudadanos. El edil tiene claro que la zona azul es beneficiosa para el municipio porque «da rotación y la posibilidad de aparcar a los vecinos». «Con la zona blanca», añade, «las plazas están ocupadas todo el día pero con la zona azul eso no sucede y esto beneficia a los vecinos que viven ahí».


En la actualidad, Vila cuenta con 3.308 plazas de aparcamiento en zona azul. Trasladarlas de una zona a otra no supone ningún perjuicio ni para el Consistorio ni para la empresa que las gestiona, Eysa. Es más, según señala Morrás, en el contrato no figura ni siquiera que el Ayuntamiento tenga que «reequilibrar» económicamente el acuerdo porque en este solo se contempla que el número de plazas ha de ser 3.308.


Un pago anual de 90 euros


Morrás insiste en que la implantación de estos aparcamientos de tarificación horaria en otras zonas del municipio ha «alegrado» a quienes residen en las mismas. Y eso a pesar de que ahora tienen que abonar 90 euros anuales por poder aparcar cerca de casa. «Son menos de ocho euros mensuales», afirma el edil restando importancia a esta obligación.


El responsable municipal de Movilidad, por otro lado, recuerda que el equipo de Gobierno tiene claro que Vila debe ser «una ciudad donde pasear sea más sencillo». Por ello defiende la necesidad de reducir el tráfico en el centro y de acostumbrar a quienes llegan de fuera a aparcar en los aparcamientos disuasorios, aunque se encuentren a cierta distancia.


El concejal del PP Ignacio García no es tan optimista como Morrás. García considera que «el problema es que no se pierden aparcamientos en zona azul, sino en zona blanca o plazas para motos». «Se pierden plazas de zona blanca en favor de la zona azul», abunda, «porque hay que cumplir el contrato con Eysa».


El edil afirma también que a las 144 plazas de zona blanca reconvertidas en aparcamientos de pago habrá que sumar «las que se hayan perdido este año, que aún no están contabilizadas».


García critica, sobre todo, lo que él considera que es «una política de hechos consumados» por parte del Ayuntamiento a la hora de transformar la movilidad en la capital de las Pitiusas. En este sentido, denuncia la «falta total de información a los ciudadanos» de los planes del Consistorio, así como «el caos» que, en su opinión, muestran tanto el alcalde, Rafa Ruiz, como el concejal del área, Aitor Morrás, «haciendo y deshaciendo sin ningún tipo de orden».


Alternativas reales
Al igual que la presidenta de la Asociación de Comerciantes de Ibiza Centro, Ignacio García considera que la falta de un transporte público municipal en condiciones resta efectividad a los aparcamientos disuasorios. «Están a cierta distancia del centro», recuerda. «A nosotros nos parece bien que la política de movilidad pase por sacar el coche del centro pero, antes de quitar plazas de aparcamiento, has de tener preparadas alternativas reales», dijo.


«El problema es que no saben realmente lo que quieren hacer y sus alternativas son poco creíbles», insiste García. Y añade: «Vila necesita un proyecto ambicioso y que cumpla con la normativa en cuestiones como las zonas de baja emisión de CO2. Hay que hacer las cosas con racionalidad y criterio y llevarlas a cabo ofreciendo alternativas e información a los ciudadanos».


Finalmente, fuentes de Eysa, la concesionaria de la zona azul, restan importancia a los cambios de ubicación decididos por la concejalía de Movilidad. Aseguran que, mientras no se modifique el número de plazas de aparcamiento con tarificación horaria, la empresa no se verá afectada por estas decisiones.