El acto, organizado por el Ayuntamiento de Sant Josep, a través de la Biblioteca Vicent Serra i Orvay, y en colaboración con Ibiza Editions, estuvo cargado de simbolismo y emoción. No en vano, esta cueva, situada a la derecha de la torre de defensa del mismo nombre, es donde Alberti se refugió junto a León en verano de 1936 huyendo de los fascistas que querían capturarlos al comienzo de la Guerra Civil.
«Ambos llegaron a Ibiza casi por casualidad, cuando en la Estación de Atocha de Madrid buscaban un lugar tranquilo para escribir una obra de teatro y estar juntos porque, entre otras cosas, su amor era clandestino al estar ella casada, pero luego al sorprenderles la guerra tuvieron que esconderse en junio en una casa pagesa que estaba cerca del actual conservatorio de Ibiza, por Puig des Molins, y tras ser descubiertos por los nacionales acabaron en esta cueva gracias a un vecino de Sant Jordi que les ayudó», recordó Herranz este viernes a Periódico de Ibiza y Formentera antes del acto con la gran memoria que siempre le caracteriza.
Para la actividad el periodista y poeta se inspiró directamente en el libro que escribió el leonés Rafael Colinas en 1995, titulado Rafael Alberti en Ibiza: seis semanas del verano de 1936. «Aunque está descatalogado yo animaría a todo el mundo a que fuera a las bibliotecas porque es, sin duda, el gran libro de referencia sobre el tema ya que además de cómo explica la aventura de Alberti y León en la isla, fue pionero en tratar un asunto tan complicado como la Guerra Civil en Ibiza cuando aún había tanto miedo a recordar ciertas cosas», confirmó.
Así, Herranz comenzó con una introducción en la que puso en valor el origen gaditano de ambos, él nacido en Rota y Alberti en El Puerto de Santa María. Posteriormente, en la parte central, leyó un resumen que ha realizado sobre el libro de Colinas el escritor mallorquín Carlos Garrido bajo el nombre Els monòlegs de la història: Rafael Alberti en Eivissa.
«Una gran idea»
Viendo las caras de los alumnos, que siguieron con verdadero interés la lectura dramatizada del poeta y periodista gaditano, la iniciativa se puede considerar un éxito. Una sensación compartida por el mismo protagonista. «Creo que usar la Cueva de la Sal Rossa como pretexto para dar a conocer nuestra cultura y nuestra historia siempre es bueno porque los estudiantes de hoy en día necesitan nuevas iniciativas didácticas y pedagógicas, más dinámicas y atractivas para lo que ellos ya están acostumbrados, y creo que con recreaciones así se dan pasos importantes para ello».
De hecho, según confirmó Herranz la intención de los promotores de la idea es que se repita por distintos centros educativos de la isla. Además, este mismo viernes a primera hora de la tarde, se realizó otra visita guiada al mismo lugar en la que también se incluyó otra recreación muy parecida, en este caso a cargo de la actriz Cuqui Lladó y pensada para el público adulto.
Julio Herranz, «secretario» de Alberti en 1987
Rafael Alberti llegó a Ibiza para escribir una obra de teatro y a las dos semanas se enteró que había empezado la Guerra Civil mientras escuchaba la radio en el puerto de Vila, sentado en la terraza del bar La Estrella. Gracias a sus contactos, tanto él como María Teresa León fueron protegidos hasta llegar a la Cueva de la Sal Rossa viviendo episodios muy intensos como cuando consiguieron salvar de la quema imágenes y objetos religiosos de la Catedral de un gran valor histórico.
Finalmente, salieron de la isla el 11 de agosto de 1936 a bordo de un barco de guerra que zarpó de Pou des Lleó. Su vinculación con Eivissa no acabó ese verano ya que en 1987, 51 años después, Alberti regresó para dar dos recitales de poesía. Fue entonces cuando bautizó a Julio Herranz como su «secretario», viviendo momentos inolvidables junto a otros amigos con los que recorrió los lugares donde vivió medio siglo antes con su amante, quien por aquel entonces ya estaba gravemente enferma.
Una placa en el lugar desde el año pasado
Tras muchos años en los que la Cueva de la Sal Rossa estuvo en un estado de abandono lamentable, con ocupas viviendo dentro, el Consell d'Eivissa decidió recuperarla. En diciembre del 2020 se arregló y se inauguró una placa de cerámica del artista Antoni Ribas sobre una estructura de hormigón en la que se recuerda la estancia de ambos durante tres semanas en el lugar junto a un texto de León publicado en Memorias de la melancolía donde describió su experiencia: «El monte, estaba lleno de proscritos. Al anochecer, nos sentábamos a ver ensombrecerse la torre de la Sal Rossa, las barcas de regreso, la isla de Formentera en la lejanía cercana… Durante veinte días vivimos en el monte…».
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