Es licenciada en Historia, pero su carrera profesional se ha dirigido a ámbitos como los estudios de futuro o los análisis de cambios. Elisabeth Rosselló (Barcelona, 1989) participará el próximo viernes en la I Semana de la Creatividad y la Tecnología de Ibiza, Createc. Esta joven catalana analiza tendencias y además ha trabajado como analista y consultora de innovación estratégica. Para muchos, es un mundo nuevo que Rosselló intentará descubrir con su intervención en las jornadas ibicencas.

—Dentro de Createc, y junto a una compañera, entablará una especie de diálogo bajo el título de ‘¿Qué esperar del futuro?'
—Uno de los temas que se está vinculando a la idea de futuro son los metaversos. Principalmente, es una propuesta promovida por Zuckerberg, el creador de Facebook. Iremos desarrollando cuestiones en las que debemos pensar como la privacidad o las nuevas tecnologías que van surgiendo. Así, intentaremos conectar cosas que parecen muy elevadas y abstractas, pero que son claves para pensar hacia el lugar al que nos estamos dirigiendo.

—El título de su intervención en Createc. ¿Es en negativo o es una reflexión?
—Puede sonar en ocasiones pesimista, pero no lo es. La parte más importante es que conversaremos sobre temas de ahora y la idea es reflexionar sobre cosas que suceden y qué podemos hacer al respecto.

—Es fundadora de Postfuturear.
—Es una agencia de estrategia y prospectiva, que todavía es un campo desconocido en España, aunque ahora ha comenzado a escucharse más. Lo que hacemos es estudiar y entender qué es lo que está pasando realmente, ahora que todo es más incierto y volátil, y desde aquí ayudar a diferentes organizaciones a tomar decisiones.

—Se encarga de elaborar diseños de procesos y ética. ¿En qué consisten?
—Una de las partes que consideramos relevantes para el desarrollo estratégico es la ética que normalmente asociamos con otras cuestiones. Más allá, valoramos qué impactos o consecuencias tienen las acciones que adoptamos, pero también lo que pasa a nuestro alrededor porque no somos cosas estáticas. Por ejemplo, qué efectos puede tener el cambio climático o tomar una decisión concreta. Así, nuestra idea es ofrecer herramientas que proceden de la ética pero que en una estrategia clásica corporativa no están incluidas.

—Da la impresión de que son cuestiones que sólo pueden entender los más jóvenes.
—El tema de la edad, en muchas ocasiones nos hemos encontrado a personas de 25 años con ideas muy cerradas y que no quieren salir de ahí, por lo que es muy difícil dialogar. Por otro lado, hemos conocido a gente de más de 50 años que perfectamente se abre a conocer nuevas alternativas. Es más una cuestión de mentalidad de la persona que no un tema de años, según nuestra experiencia. Con gente de determinada generación, todo ha fluido muy bien.

—¿Nos estamos adaptando bien a estas nuevas corrientes?
—Conozco más la realidad de Cataluña. Por lo que me consta, en las islas hay preocupación por el tema del monocultivo turístico y hay recursos propios para ver cómo se puede hacer sostenible, también socialmente. No he tenido ocasión de gestionar ningún proyecto propio de las Baleares.

—Es licenciada en Historia, aunque ha participado en proyectos de innovación o de economías emergentes. ¿Cómo se pueden conjugar estas áreas tan diferentes?
—En realidad la disciplina de Historia, sobre todo en el último medio siglo, ha llegado a la conclusión de que en el fondo se basa en entender las dinámicas y los procesos que han ido cambiando la sociedad. En este sentido, no son áreas tan alejadas.