Aspecto que presentaba ayer por la mañana el torrente de sa Llavanera, repleto de resíduos. | Toni Planells

Tras el enésimo vertido de residuos fecales en el torrente de sa Llavanera, anoche por segundo día consecutivo, los vecinos no dejan de mostrar su frustración ante un problema «enquistado desde hace 30 años», que compromete la salubridad de la zona y el bienestar de los vecinos de la zona.

Último vertido
Más de 24 horas después del vertido que se produjo el miércoles, el torrente todavía presentaba ayer un aspecto putrefacto y hediondo propio de los residuos que, una vez más, rebosaron por las alcantarillas de esta zona y que esta anoche volvieron a aparecer sin que la lluvia hiciera acto de presencia. Y es que no fue la lluvia la responsable del desagradable colapso que inundó de aguas fétidas las calles del polígono.

Residuos y olores. Toni Riera muestra uno de los desagües del torrente todavía con las aguas fecales vertidas el miércoles, repleto de insectos y todo tipo de residuos. El hedor que desprende no puede reflejarse en las fotografías. Foto: Toni P.

Según la Conselleria de Medio Ambiente, las causas tuvieron que ver con un fallo eléctrico relacionado con las obras iniciales de conexión de la nueva depuradora de Sa Coma. Tras la puesta en marcha de la nueva depuradora, que está prevista en 2023, la actual se convertirá en un bombeo de la nueva. Los trabajos iniciales provocaron los vertidos de hace dos días. Según Medio Ambiente, los técnicos habrán limpiado la zona «perfectamente» a lo largo del día de hoy.

Vecinos indignados
Toni Riera, el secretario del Consell d'Eivissa, es vecino de la zona desde hace «30 años», y no oculta su indignación ante este problema recurrente y «enquistado desde hace décadas».

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Lo que más ofende a este vecino es la impunidad con la que sigue ocurriendo este este problema sin que se llegue a solucionar.

«Lo que me parece muy grave es la respuesta cuando pasa esto, que es el silencio y la inacción, de hecho allí sigue la porquería», señala con el dedo. Se pregunta indignado, tras el primer vertido, «¿dónde están los operarios limpiando este nido de infección?», «¿dónde están las reacciones de las administraciones?». Riera se muesta realmente preocupado, «es un nido de infección. Aquí pasan niños, hay supermercados en los que se dejan alimentos».

«Es muy triste que pase esto en Ibiza, si ocurriera en la Riera de Palma esto sería inconcebible», lamenta Riera, que además apunta que «si una empresa privada o un particular hicieran algo parecido seguro que acabaría sancionado por la Conselleria de Medio Ambiente, incluso penalmente: hay muchas sentencias en este sentido por el riesgo que supone. Mientras tanto, los vecinos tenemos que estar soportando esto año tras año».

Suárez es otro vecino de la zona, lleva viviendo allí desde hace 20 años y muestra una indignación al mismo nivel que Riera y se manifiesta en los mismos términos. Se pregunta «¿de dónde salen estas aguas fecales, si ayer no llovió?», y se responde con ciertas sospechas que empiezan a rumorearse entre el vecindario de la zona, «según las malas lenguas de la zona esto es que abren compuertas de la depuradora».

Los olores de la zona es otro factor que tiene «hartos» a los vecinos, no solo en las viviendas orientadas hacia el torrente, «incluso al dejar el coche aquí aparcado, si coincide que vuelven a salir resíduos, al final te queda el coche con el olor pegado».