El mercadillo de Punta Arabí celebró ayer su ultimo día de actividad en una temporada marcada por la incertidumbre, que sin embargo se ha saldado de manera positiva para un gran número de vendedores.
El de ayer fue el segundo adiós en menos de un mes del veterano Hippy Market de Punta Arabí, y es que el pasado 29 de septiembre los vendedores tuvieron que vivir el cierre repentino del mercadillo hippy más antiguo de la isla tras la rescisión de contrato por parte de la propietaria, Francisca Ordóñez, conocida como Paquita Marsan, al grupo hotelero que lo explotaba, Azuline Hoteles. Cierre que finalmente se vio cancelado tras alcanzar un acuerdo in extremis por parte de la asociación de comerciantes con la propiedad.
Buena temporada
Como cualquier miércoles de verano, el mercadillo de Punta Arabí mostraba ayer un movimiento y ambiente que, salvo la presencia de mascarillas, bien podría recordar a esos tiempos prepandémicos. Así lo pudo comprobar de primera mano la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, que acudió al mercadillo acompañada del concejal de promoción económica, Miguel Tur, y que recorrió varios de los puestos.
No son pocos los comerciantes que califican la temporada como extraordinaria, este es el caso de Elisa Jiménez, que asegura que esta temporada de 2021, que comenzó el pasado 30 de julio, ha superado «con creces» a la de 2019. «La temporada ha sido más corta pero ha ido mejor en ventas y en visitas. Hay un aforo máximo de 2.700 personas y muchos días a las 11h ya estaba completo, unas colas que llegaban hasta Cala Martina».
Judit Serra, al frente de su puesto de cerámica artesanal, se siente «agradecida por haber podido trabajar este último mes, que estuvimos a punto de quedarnos fuera». Califica la temporada de «rara», con «mucha más gente de la que esperaba», sin embargo asegura que «sin llegar a los niveles de 2019».
Por su parte Nadia Malgrem, responsable de un puesto de ropa, califica a cada cliente que entra como «un regalo». Se muestra especialmente agradecida a la asociación de comerciantes, a cuya labor atribuye que «finalmente hayamos podido trabajar este último mes». «Yo he vendido incluso mejor que en 2019», asegura Ramón Ortín, que a parte de regentar un puesto de jabones artesanales, pertenece a la junta directiva de la asociación.
La mayoría de comerciantes coincide en que el tipo de cliente de este año es distinto al de otros años, «hemos tenido un público más maduro y relajado que el que venía con las discotecas abiertas, familias que vienen con más ganas de gastar», asegura Ortín. «Hemos tenido un turismo más familiar que otros años, que ni siquiera saben qué discotecas tenemos y aún así compran su merchandising como recuerdo» aseguraba Jiménez a pocas horas del cierre de la temporada.
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