De hotel en hotel, del Paradiso al Romeo's, tímidamente el público fue incrementándose, entre los conciertos de los mallorquines L.A., el de Siloé y Jack Bisonte para llegar a un volumen más que aceptable de público en el concierto de Rayden. El rapero madrileño, acompañado de contrabajo y guitarra acústica, cantó su último tema ante un público más que entregado que coreó sus letras de arriba a abajo.
El turno de Embusteros fue en el Romeo's. Los cordobeses, con su pop rock sincero y sencillo, sortearon sus vinilos en instagram e hicieron mover a un público mayoritariamente femenino.
La media de edad subió al mismo ritmo que el número de espectadores para ver en directo a uno de los grupos fundamentales del pop español de las últimas cuatro décadas. Los Secretos no decepcionaron y repasaron de arriba a abajo su repertorio más popular. Arrancaron con La calle del olvido y no olvidaron ninguno de sus grandes hits: Ojos de gata, Agárrate a mi María, Quiero beber has perder el control… Álvaro no dejó de acordarse de su hermano Enrique Urquijo, dedicándole Te he echado de menos antes de cerrar el concierto con el aclamado Déjame. Urquijo agradeció al público el hecho de que Los Secretos continúen en activo ya que «es el que decide el tiempo que un artista sigue ahí».
El relevo lo cogieron unos más que energéticos Arde Bogotá, que, como todas las bandas del festival, tocaron por primera vez ante gente de pie. Tocaron temas nuevos que todavía no habían mostrado en directo ni en ese formato. El público abarrotó el Romeo`s.
Sidonie tocó techo en la noche del sábado. El grupo catalán se metió en el bolsillo al público del Sonorama con su simpatía, buen rollo y, sobre todo, con sus temazos, que nadie del público que abarrotó el Paradiso dejó de corear. Comenzaron con On the Sofa y también repasaron sus grandes hits: Fascinado, Maravilloso… Pero también su último trabajo: El regreso de Abba. El buen rollo de Sidonie llevó al escenario a varios invitados sorpresa como a las Ginebras, que hicieron coros en Carreteras infinitas, o a Eric, de Los Planetas, que se marcó la percusión sobre un cubo de basura antes de cerrar el conciertazo que dieron Marc Ros y compañía.
El turno de Varry Brava sufrió cierto descenso en el público, sin que esto bajara el nivel de entrega de público y banda antes de que llegara la sorpresa de la noche.
Javier Asenjo, responsable del Sonorama, fue el encargado de desvelar la sorpresa de la noche: Ladilla Rusa. El dúo catalán, con el cachondeo que le caracteriza, entró al ritmo de la sintonía del mítico programa Sorpresa, Sorpresa. Entre sus descacharrantes canciones no perdieron ocasión para deslizar su mensaje feminista y «antimachirulo» y repasar temas desde la distancia social hasta la leyenda urbana de que Toni Genil preparó macarrones para Michael Jackson junto a Paul McCartney. El momento de la despedida, por supuesto, con los Coches del pasado. Un toque de humor diversión y baile que puso el broche de oro a otra gran jornada.
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